El Banco Central Europeo (BCE) ha suspendido sus operaciones monetarias con algunos bancos griegos porque los planes de recapitalización previstos como parte del rescate del país no están avanzando como estaba previsto. La Izquierda Radical, favorita en Grecia: las nuevas elecciones serán el 17 de junio.
La noticia, adelantada esta mañana por el diario holandés Financieele Dagblad y confirmada esta tarde por la agencia Reuters, ha provocado una fuerte caída inicial del euro, que finalmente ha recuperado posiciones tras confirmarse que se trata de un problema más de orden técnico que algo más. Sin embargo, muestra el nerviosismo del mercado sobre Grecia, y demuestra que ahora mismo se producen fuertes movimientos a golpe de titular.
A pesar de que la noticia ha sacudido a los mercados, es previsible que se retomen las operaciones cuando llegue a la banca la nueva ronda de capital prevista del fondo de rescate. "Una vez que el proceso de recapitalización finalice, y esperamos que sea pronto, los bancos recuperarán el acceso a las operaciones estándar de financiación del Eurosistema", explicó un portavoz del BCE. "El BCE / Eurosistema continúa apoyando a los bancos griegos".
Confusiones técnicas
Lo que ha ocurrido simplemente es que algunos pequeños bancos griegos, como el ATE (Banco de Agricultura) o el Banco Postal, perdieron acceso a las operaciones normales de refinanciación del BCE por las pérdidas provocadas por la quita de la deuda de griega. Estas entidades son actualmente insolventes, y bajo las normas de la institución dirigida por Mario Draghi, no se pueden llevar a cabo operaciones normales con ellas.
Los problemas se remontan al mes pasado, cuando hubo desavenencias entre el BCE, el FEEF (fondo de rescate europeo) y el fondo griego de recapitalización bancaria (encargado de inyectar el dinero del rescate a la banca) sobre la valoración de algunos bancos, retrasando las ayudas que deben recibir para mantenerse a flote.
Este fondo de rescate para la banca griega, creado durante el primer rescate en 2010, fue dotado inicialmente con 10.000 millones de euros, pero tras el acuerdo de la quita de deuda de este año, y las consecuentes pérdidas para la banca, fue ampliado en 25.000 millones más (a su vez ampliables a 48.000 millones), dinero que reciben por tramos.
Al retrasarse los planes de recapitalización, y por tanto la inyección de bonos para usar como garantias ante el BCE, estas entidades han perdido el acceso a las operaciones normales de liquidez, por lo que han tenido que acudir a la ventanilla de emergencia, la ELA (Emergency Liquidity Assistance), es decir, a al propio Banco de Grecia, manteniendo acceso a la financiación.
El pasado mes de abril, el propio presidente del BCE advirtió públicamente de que podría ocurrir lo que ha pasado hoy y que se suspendieran las operaciones con los bancos griegos más débiles, y recordó que el BCE estaba evaluando el estado de las entidades. Draghi aseguró entonces que una vez que se apruebe la recapitalización prevista, las operaciones volverían a la normalidad.
En resumen, se trataba de un problema técnico, porque esta recapitalización permite a la banca tener colateral con el que acudir al BCE mediante las operaciones normales. Pero en un momento de pánico, con los ciudadanos griegos sacando fondos de su banca, la decisión del BCE ha sobresaltado a más de uno.