
España está en un profundo agujero económico y financiero. Muchos expertos creen que un hipotético rescate internacional vendría motivado por un rescate de un sistema bancario debilitado, como la economía, por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Pero para algunos expertos este desenlace no es inevitable.
Una explicación benévola atribuye la renovada pérdida de fe en el mercado a errores de cálculo políticos y una pobre comunicación por parte de un gobierno novato.
Cuestión de confianza
La confianza podría retornar si la estrategia a medio plazo del presidente Mariano Rajoy de reducir la deuda y el déficit públicos y apuntalar a los bancos se percibe como creíble. Después de todo, el ajuste en relación al exterior está en marcha: el déficit por cuenta corriente se contrae y unos costes laborales a la baja están impulsando las exportaciones.
El economista de Deutsche Bank Gilles Moec indica que el anuncio del Gobierno español de recortar 10.000 millones de euros en sanidad y educación es una prueba de que Rajoy, que asumió el poder en diciembre pero no desveló sus presupuestos hasta marzo, está recuperando el tiempo perdido.
"Hemos visto más progresos en unos pocos días que en cuatro meses", señala Moec. España no se enfrenta a una emergencia ni es incapaz de hacer reformas, "es un país que es sostenible intrínsecamente, pero es un país que necesita tomar decisiones", apunta.
Buen trabajo con la deuda
Rajoy tiene dos cosas a su favor mientras se esfuerza por aplacar a unos mercados volátiles y exigentes. Para empezar, pese a todos sus primeros pasos en falso, el Gobierno ha hecho un buen uso de la generosidad del Banco Central Europeo (BCE) al proveer a los bancos de la zona euro con 1 billón de euros en financiación barata a tres años. Los bancos españoles, como los italianos, tomaron el dinero para cubrir su propia deuda a corto plazo y para comprar deuda de sus respectivos gobiernos.
España ha aprovechado esta situación para cubrir ya un 45% de sus necesidades de financiación de este año, una ventaja importante pese a que las abultadas compras de deuda soberana por parte de entidades domésticas atan incluso más el futuro financiero de los bancos españoles al de la deuda soberana.
"España se mueve en la dirección correcta", apunta un responsable político de la zona euro. "Podrían haber hecho antes algunas cosas, pero aún hay tiempo porque no tienen necesidades inmediatas de financiación. Tienen unos pocos meses", añadió.
Apoyo político
En segundo lugar, Rajoy disfruta del apoyo político de sus socios de la zona euro - pese a alguna crítica de Italia, que achaca la subida del rendimiento de sus bonos a las políticas de España.
Alemania, el motor de la zona euro, hizo todo lo posible para lanzar el mensaje de que los mercados no estaban reconociendo los esfuerzos de España para poner a punto su economía y ganar competitividad.
El Gobierno español asegura que los mercados deberían dar tiempo para que las reformas tengan efecto. Entre ellas hay una reforma laboral que va más allá de las expectativas de muchos economistas; una nueva ola de reestructuraciones en la banca con grandes saneamientos de activos inmobiliarios y una ley que castiga a las regiones que no alcancen los objetivos de reducción del déficit.
Desde la UE creen que la política doméstica podría plantear problemas en las próximas semanas - lo que generaría un mayor nerviosismo en los mercados. Pero también hay lugar para la esperanza. Según señalaba un oficial europeo, el resultado de las reformas se comenzarán a ver a medida que pasa el año. "Estoy bastante seguro sobre España. No lo estaba hace unas pocas semanas, pero ahora creo que las cosas van en la dirección correcta", dijo.
Una fuente del Gobierno aseguró a Reuters que España sabía que estaba en el centro de atención y que no se dejaría dominar por el pánico ante el repunte del rendimiento de la deuda sino que permanecería firme y esperaría a que las reformas surtan efecto. Esta fue su explicación: "Tenemos que atarnos al mástil e ignorar los cantos de sirena".