
La Administración Central del Estado cerró el año 2011 con un déficit de 54.739 millones de euros, el equivalente al 5,1% del PIB, después de que los gastos no financieros se situaran en 168.312 millones de euros, un 12,5% menos y que los ingresos sumaran 137.056 millones de euros, un 2,8% menos.
En términos de caja, una metodología contable que considera los ingresos y pagos que efectivamente se han realizado durante el periodo, el Estado presentó en 2011 un déficit de 46.950 millones de euros frente al saldo negativo de 52.235 millones del año precedente.
La recaudación neta ascendió a 177.000 millones de euros, un 1,1% más que en 2010. Los ingresos impositivos, que representan el 91% del total, crecieron un 1,3% respecto al año anterior por el efecto de las subidas de impuestos y la eliminación de beneficios fiscales durante los dos últimos años.
La recaudación por impuestos directos fue de 89.641 millones de euros, un 3,1% más que en 2010, mientras que la correspondiente a los impuestos indirectos fue de 71.240 millones de euros, un 0,9% menos.
El resto de los ingresos no financieros ascendió a 16.119 millones de euros, un 0,8% menos que el año anterior.
Ingresos por IRPF
Por su parte, el IRPF cerró el año con unos ingresos de 69.803 millones de euros, superiores en un 4,2% a los de 2010.
Este incremento es consecuencia, por una parte, de la subida de los tipos impositivos para las rentas superiores a 120.000 euros y para los rendimientos de capital, de la supresión de la deducción por nacimiento y de la eliminación parcial de la deducción de 400 euros; y, por otra, por la evolución de la cuota positiva de la Campaña de Renta 2010, así como por las menores devoluciones solicitadas por los contribuyentes.