Parece que en las próximas semanas todos los miembros de la UE excepto Gran Bretaña y la República Checa habrán aprobado en sus Parlamentos unirse al Pacto Fiscal Europeo de restricción presupuestaria. Pero según cálculos del rotativo alemán Handelsblatt, muy pocos de ellos podrán cumplirlo. El acuerdo, propuesto por Francia y Alemania, marcará el límite de déficit de los presupuestos estatales a un máximo del 0,5% del PIB.
Los números revelan que en los últimos ocho años los estados miembros no han podido cumplir ni siquiera los requisitos de los tratados de Maastricht, más benevolentes en lo que al endeudamiento se refiere que el futuro acuerdo europeo de restricción presupuestaria. Los tratados vigentes actualmente permiten un déficit en los presupuestos nacionales del 3% del PIB. Pues de los 200 presupuestos que han hecho en este tiempo los 25 estados que ahora quieren comprometerse, 94 no respetaban el límite de deuda indicado por los tratados.
Si los criterios que ahora se plantean para el Pacto Fiscal Europeo, de un déficit máximo del 0,5%, se hubieran aplicado ya, sólo conseguirían cumplir el compromiso Luxemburgo y los países escandinavos. Incluso en Alemania, si el 2011 ya hubiera aplicado el nuevo pacto europeo, hubiera sobrepasado en 20.000 millones de euros el déficit previsto. Pero es que en Francia hubieran sido 84.000, en España 43.000 euros y en Italia 35.000.
En el caso concreto de Francia, cuando empezó la crisis se superó la barrera del 3% y todavía no se ha podido bajar del 5,4%. Por este motivo el caso galo es especialmente escandaloso: desde 2004 han acumulado 287.000 millones de euros de deuda por encima del 3%, que corresponde cada año a más del doble de su presupuesto militar.
Situación española
El caso de España es mucho más irregular: pasó en poco más de un año de superávit a más de un 10% de déficit, pero el acumulado en cifras absolutas no tiene nada que envidiar al caso francés: 240.000 millones de euros de déficit por encima del 3 por ciento en los últimos ocho años. Viendo las cifras globales, los gastos presupuestarios de los 25 gobiernos juntos fueron en el pasado reciente cada año unos 235.000 millones de euros más altos de lo que deberían.
Claro está que cuando la limitación de la deuda entre en vigor, los 25 tendrán que salir adelante con casi un cuarto de billón menos en sus presupuestos. Un dinero que no se podría dejar de gastar ni cerrando todas las escuelas de primaria de la Unión a la vez. En realidad, si tuviéramos que pagar el déficit europeo con un impuesto sobre la renta, cada ciudadano de la unión debería pagar al terminar el año una sexta parte más de lo que paga a Hacienda.
Karl Aiginger, director del Instituto de Investigaciones Económicas Austríaco (WIFO) y consultado por Handelsblatt, no está convencido de que tal restricción presupuestaria sea una buena idea: "Se quiere cerrar el agujero en un 60% con recortes de gastos y en un 40% en aumento de los impuestos. La mayoría de estados tienen como principales ingresos los impuestos sobre el valor añadido. Pero esto penaliza el consumo, y con él, la única esperanza de una economía en recesión".
Aiginger es más partidario de gravar patrimonio, lo que "de todos modos, es complicado jurídicamente por problemas de peritaje", dice. Pero es evidente que los gobiernos están bajo una enorme presión y prefieren medidas que den dinero a más corto plazo. "En general el Pacto Fiscal y la regla de oro de la limitación presupuestaria son muy arriesgados", evalúa Aiginger. "Al final hay el peligro de que ni la disciplina se pueda cumplir ni el crecimiento ni el empleo aumenten".
Otros especialistas son más optimistas. "Si no hay una fuerte recesión, países como Francia, Alemania o Holanda pueden llegar al objetivo", dice Ansgar Belke, director del Instituto Alemán de Investigaciones Económicas (DIW). Pero para países como Portugal o Grecia ya es más que escéptico. En relación a la deuda acumulada, en 13 de los 25 miembros se eleva a más del 60% del PIB, cantidad máxima permitida por los acuerdos europeos vigentes. En total, todo lo que está por encima suma unos 2,7 billones de euros, que hay que pagar.
Críticas del FMI
Las críticas al ritmo de consolidación de la UE vienen ahora incluso del FMI, organismo que fue criticado precisamente por pedir estrictas medidas de ahorro a países emergentes en dificultades, sumiéndolos más en la crisis. Pero ahora el director financiero del FMI, Carlo Cottarelli, alerta de que la reducción de la deuda prevista en el pacto fiscal europeo podría dañar el crecimiento y alimentar la desconfianza de los mercados.
Finalmente, Clemen Fuest, economista de Oxford entrevistado por los periodistas alemanes, ve "influencias positivas" en la nueva medida. Asegura que la limitación tendrá como consecuencia más disciplina en los presupuestos de los estados. Pero descarta que como contraprestación al pacto se pueda pedir a Alemania alguna responsabilidad solidaria con las deudas de los estados. Fuest opina que hay que implicar a la población para conseguir los objetivos del pacto fiscal. En este sentido, para el experto, España va un paso por delante de países como Grecia o Italia en lo que a actitud se refiere: "en España, según mi opinión, la gente es cada vez más consciente que hay que replantearse la situación".