Economía

Rajoy recupera el nivel de apoyo interno del PP alcanzado en 2004

  • Rajoy defiende con firmeza la reforma laboral ante las protestas.
Mariano Rajoy, durante su intervención de clausura del XVII Congreso de Sevilla. Foto: Fernando Ruso

El XVII congreso de Sevilla borra las dudas sobre su liderazgo del anterior cónclave de Valencia en 2008. Dolores de Cospedal sale reforzada y será garante de la nueva unidad conseguida en el comité ejecutivo nacional.

"No hemos venido a Sevilla a resolver querellas internas, porque no las tenemos". "Existen muchas sensibilidades en el partido, pero una única preocupación común sobre la nación española". La primera frase, pronunciada por Mariano Rajoy tras ser reelegido presidente del PP el sábado; y la segunda, de María Dolores de Cospedal, que sale del 17 congreso celebrado en la capital andaluza con mucho más poder que el que obtuvo en el de Valencia en 2008, sintentizan el clima de unidad y apoyo total del partido a la agenda del Gobierno y su presidente que se ha respirado durante todo el fin de semana.

Una cifra lo ejemplifica: Rajoy obtuvo el sábado el 97,5 por ciento de los votos de los 3.172 compromisarios, casi igualando el 98,3 que recibió en octubre de 2004 cuando sucedió a José María Aznar en la presidencia del partido tras perder las elecciones y en una coyuntura de necesario cierre de filas ante el varapalo electoral. Más significativo es que Rajoy supera de esta forma el bache del congreso de 2008 en Valencia, cuando el respaldo interno cayó al 84 por ciento. El inmenso poder local, autonómico y en el Gobierno central que atesora el PP desde las elecciones del 22 de mayo y 20 de noviembre de 2011 han permitido a Rajoy disfrutar de verdad de la unidad interna a la tercera ocasión en la que ha sido elegido máximo responsable del PP.

Previsibilidad

La cúpula del nuevo organigrama del partido arroja pocas sorpresas. El propio Rajoy repitió en su intervención del sábado que es un hombre previsible y que se toma esa definición como un elogio. Cospedal asume más poder ya que Esteban González Pons, pese a mantenerse como vicesecretario general, lo será de Estudios y Programas, y no de Comunicación. El extremeño Carlos Floriano, estrecho colaborador de Pons pero con una creciente cercanía con Cospedal, asume la vicesecretaría de Organización. Javier Arenas, quien fuera mentor de Cospedal en 2008, se mantiene como vicesecretario de Política Autonómica y Local.

Dependiendo del área de Arenas se incorpora Manuel Cobo como secretario de política local. Mano derecha de Gallardón durante años en la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, su entrada en el comité ejecutivo viene acompañada de la Ignacio González, alter ego de Cobo respecto a Esperanza Aguirre, lo que permite a Rajoy contar con todas las sensibilidades del partido en Madrid.

Tras descartarse la recuperación del coordinador general como adelantó elEconomista el sábado, y la llegada de Cobo, el tercer gran cambio interno como ya informó igualmente este diario ha sido la reducción de los coordinadores -cargos intermedios entre los vicesecretarios generales y los secretarios ejecutivos- de 6 a dos: Juan Carlos Vera (Organización) y José María Beneyto (Estudios y Programas). Menos burocracia interna.

Ocho ministros serán vocales electos, pero el día a día del partido lo llevarán personas dedicadas exclusivamente a las tareas orgánicas. El titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, lo ejemplificaba así: ?Los ministros no tenemos tiempo de ocuparnos del Gobierno y el partido. Y además no puede ocurrirnos como al PSOE, que desarboló el partido al llegar al Gobierno y cuando ha tenido que replegarse a él se ha encontrado problemas por todos lados?.

Sí rotundo y unánime

La intervención de clausura de Rajoy muestra la lectura que el presidente saca del resultado de la votación. "Me habéis dado un sí rotundo y unánime a la tarea de recuperación de nuestra economía que hemos emprendido", aseguró a ante los más de tres mil compromisarios. "No serán agradables las medidas. Haremos lo que sea preciso, pero con sensatez y justicia para no malgastar los sacrificios".

Sobre las críticas a la agenda de reformas del Gobierno -"en siete semanas hemos hecho más que los socialistas en siete años", precisó-, y en concreto a la reforma laboral que llevó ayer a decenas de miles de personas a manifestarse en numerosas ciudades en su contra, Rajoy contestó: "Sinceramente, me es igual lo que digan. Es mucho más difícil frenar la caída que ponerse a construir".

"No hacemos las reformas porque estemos aburridos en nuestros despachos. Tenemos que cambiarnos y adaptarnos a un mundo global y la reforma laboral es la que necesitamos para acabar con las injusticias y discriminaciones de nuestro mercado de trabajo y para dejar de ser el país de Europa que más empleo destruye", puntualizó recogiendo algunos de los argumentos con los que la CEOE ha dado la bienvenida a esta reforma.

No obstante, advirtió de que ninguna medida "hará milagros por sí sola, ni siquiera todas juntas. Y no podemos hacer las reformas pensando que todos somos altos, fuertes y sanos, las hacemos pensando en todos". Su única concesión a lo logrado hasta ahora por el Gobierno fue su convencimiento de que la situación de España se ve más clara tanto dentro como fuera de España y que la actitud de la ciudadanía es la de que ahora sí creen que hay una salida y que merece la pena esforzarse por alcanzarla.

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