Economía

La identidad de Martin Lukes, acusado de cohecho, queda al descubierto

Imagen difundida de Martin Lukes Foto: Archivo
El columnista de Financial Times y exitoso empresario inglés Martin Lukes ha sido condenado a dos años de prisión en Atlanta, ciudad estadounidense donde tenía la sede principal a-b glöbâl, la multinacional de la que él había sido nombrado consejero delegado cinco semanas antes.

Lukes, de 47 años, fue hallado culpable de entregar información privilegiada a su hijo mayor, Jake, un corredor de bolsa de la empresa Testarrosa Capital, de Londres, acabando con uno de los más impresionantes y rápidos ascensos en el mundo empresarial.

Hasta ahí podría ser la historia perfecta de un cohecho profesional en el seno de uno de los rotativos financieros más importantes de Europa... si no fuera porque no es cierta, es producto de la imaginación de una de las columnistas de temas de gestión más famosas del FT, Lucy Kellaway.

Casado y con seis hijos

Durante el tiempo que duró la columna, reconocible porque en ella aparece una foto suya borrosa, Martin se convirtió en una especie de gurú para los principales empresarios del país, y popularizó términos financieros híbridos como creovation, 50 por ciento creatividad, 50 por ciento innovación.

Pero es que la historia de Kellaway no dejaba puntada sin hilo. Nacido en Basingstoke, un pueblo de 80.000 habitantes al noreste de Inglaterra, en 1961, Martin se licenció en Geografía por la Universidad de Hull. Está casado con Sherrill, que acaba de tener trillizos y tiene otros tres hijos de su anterior mujer, Jenny Withers, que le ha sucedido al frente de a-b glöbâl.

Encarcelamiento y reacciones

Martin también fue el autor de una columna en el Financial Times que escribió semanalmente entre 1999 y diciembre de 2007, cuando fue detenido y era de las más seguidas en el mundo económico.

El encarcelamiento de Lukes provocó distintas reacciones. Un ciudadano de Atlanta se sorprendió de vivir al lado de donde tenía la sede la compañía de Lukes y de no conocerla. Lo escribió en su blog, hasta que otros cibernautas le revelaron que era un personaje ficticio. Estaba basado en los ejecutivos de la City de Londres. El juicio al que fue sometido en Atlanta y su condena sucedieron paralelamente al juicio y la sentencia del magnate de la prensa Conrad Black, condenado en Chicago por haberse beneficiado del dinero de la empresa.

Escándalo financierao

También tenía demasiado que ver con otros dos sonados casos de fraude: la condena en 2006 de Jeffrey Skilling, ex consejero delegado de la energética Enron, el mayor escándalo financiero de la historia; y la de el cofundador de Worldcom en 2005.

El caso de Lukes fue, sin embargo, un poco más estrambótico. Lukes, que había renunciado a su cargo de consejero delegado cinco meses antes del juicio (y fue sucedido por su ex) fue condenado el pasado mes de diciembre a 10 meses de cárcel y una multa de 80.000 dólares por tres delitos de fraude. Fue hallado culpable de haber financiado lujosos regalos para su esposa con dinero de la empresa.

'Emails' y 'blackberrys'

El ejecutivo ficticio se declaró "830 por ciento inocente", aunque fue su propio hijo el que le dio la estocada cuando confesó ante el juez que su padre le había anunciado su nombramiento como consejero delegado un día antes de que se hiciera oficial, con lo que pudo vender sus acciones de la compañía antes de que cayeran. También le había transferido información privilegiada sobre una compra de la empresa.

Lucy Kellaway, la titiritera que manejaba los hilos de Martin Lukes, escribió un libro sobre él titulado Martin Lukes: ¿Quién se ha llevado mi blackberry?, en referencia al teléfono móvil con Internet inalámbrico, mensajes de texto y correo electrónico tan popular en la City de Londres.

El libro sobre Martin

El libro es una recopilación de todos los correos electrónicos que Martin escribió en un año, en los que se explica cómo llegó a convertirse en el consejero delegado de la compañía. La autora presenta a un ejecutivo ambicioso, sin escrúpulos, infiel, mezquino, pelota con sus superiores, que tiene un lío con su secretaria. O sea, el jefe que nadie querría tener y que tantos tienen. La gracia de este libro es que lo humaniza.

Pero el libro es, sobre todo, la historia de su ascenso, un ascenso fulminante desde abajo del todo hasta la cumbre. Tras la condena de Lukes, la columna quedó huérfana. No se volvió a hablar de él hasta que hace unas semanas apareció un nuevo editorial en Financial Times en el que se relataba la vida de Martin en la cárcel y se pedía a las autoridades estadounidenses que, al menos, le dejen tener su BlackBerry en la celda.

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