El viento sopla a favor de Barack Obama. El senador de Illinois barrió el domingo, contra todo pronóstico, la contienda demócrata en Maine para elegir el candidato presidencial del partido, y se coloca en una posición privilegiada en un momento decisivo de la campaña. El sábado, el candidato arrasó en las tres votaciones demócratas de Luisiana, Nebraska y Washington. Hillary Clinton, por su parte, ha anunciado la dimisión de su jefa de campaña, que será sustituida por su asesora Maggie Williams.
La última victoria en el estado de Maine cerró, este domingo, una serie de triunfos consecutivos para el senador de Illinois desde el "supermartes", cuando más de 20 estados acudieron a votar para seleccionar a los posibles sucesores del presidente, George W. Bush.
Estas conquistas posicionan con fuerza a Obama de cara a los próximos 'caucuses' que se celebrarán el próximo martes en Virginia, Maryland y Washington D.C, pero no se confía. "Ganamos en Louisiana, ganamos en Nebraska y hemos ganado en el estado de Washington", clamó ayer Obama en Virginia. "Ganamos en el norte, ganamos en el sur y también entremedias y creo que podemos ganar en Virginia si estáis preparados para el cambio", añadió.
Por otra parte, Patti Solis Doyle, la directora de campaña de la aspirante a la candidatura del Partido Demócrata Hillary Clinton, presentó ayer su dimisión y será reemplazada por la hasta ahora asesora del equipo, Maggie Williams. "Esta semana Maggie comenzará a asumir las funciones de directora de campaña", explicó Solis Doyle en un comunicado. "Seré consejera de Hillary y su campaña, y viajaré con ella de vez en cuando", agregó, según informa 'The Washington Post'.
Diferencia ajustadísima
Con la victoria en Maine, Obama recorta todavía más la ventaja de Clinton en el número de delegados. El senador por Illinois cuenta actualmente con 1.121 delegados, de los que 986 son normales y 135 superdelegados, mientras que Clinton suma 1.148 delegados en total, de los que 924 son votos comprometidos con su candidatura y 224 independientes. Las próximas elecciones se antojan, por lo tanto, trascendentales, ya que en Virginia están en juego 83 delegados demócratas y en el vecino Maryland 70. La capital de Estados Unidos, sin embargo, cuenta únicamente con 15 delegados. Si ninguno de los dos consigue hacerse en las primarias y 'caucuses' de su partido con los 2.025 delegados necesarios para ser declarado candidato demócrata presidencial, los superdelegados podrían tener la última palabra.
A pesar de los éxitos cosechados el sábado y domingo, todavía quedan muchos asaltos por pelear, como reconoció Obama esta semana. Y así, ambos precandidatos demócratas han centrado su atención en los Estados del Potomac, pues en dos días ya se libra la próxima batalla electoral en Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia, todos ellos estados con una gran comunidad afroamericana e hispana.