
Alemania debe a Europa su superávit comercial. Podría mostrar gratitud facilitando a sus socios la recuperación. En la UE hay una total ausencia de contrapeso socialdemócrata o mínimamente progresista al tándem Merkel-Sarkozy.
La Unión Europea y la eurozona necesitan estabilidad, coordinación y crecimiento. No es algo nuevo. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (1997) así lo contemplaba, aunque lo olvidase durante década y media. Hoy, la Unión sigue olvidando la tercera pata, sin la cual el invento se vendrá abajo. Una mayor atención al abandonado crecimiento pudo haber evitado que España perdiera década y media con crecimiento del malo ?nefastamente orientado, como ha demostrado la crisis desde 2008, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria?, pero nadie se preocupó por ello. Hoy en toda Europa tampoco. No ya en su orientación ?el discurso de los sectores sostenibles de futuro?, sino incluso en su propia existencia.
El Consejo Europeo, al margen de sus progresos, que no son desdeñables, olvida de nuevo este hecho: la ausencia de políticas conjuntas de crecimiento sin las que va a ser muy difícil abandonar la situación actual. El Consejo ha puesto en evidencia otra preocupante tendencia: la total ausencia de contrapeso socialdemócrata o mínimamente progresista al tándem Merkel-Sarkozy, hasta el punto de que el debate político se ha producido en otro espacio, entre británicos y continentales, tories y conservadores, cada cual desde su estilo dentro de la más pura ortodoxia conservadora.
El acuerdo es positivo, aunque insuficiente. Alcanza sólo a23, por ahora, e implica al núcleo duro del euro en torno a un amplio acuerdo de disciplina fiscal. De hecho, España ya hizo este verano lo que el resto de socios tendrá que hacer a partir de ahora: reformar sus Constituciones, una operación cuando menos responsable, a tenor del fuerte desgaste que provocó entonces en el ahora Gobierno en funciones. El acuerdo del Consejo debía haber sido el antecedente lógico de nuestra reforma, no al revés, pero la dinámica impuesta por Merkel y Sarkozy con sus paseos por Deauville ha logrado lo contrario, debilitando gravemente el método comunitario y poniéndole las cosas más fáciles a Rajoy.
Y es que se ha seguido fielmente el guión que Merkel ha impuesto a una pacata Europa. ¿Hasta cuándo seguiremos así? Esta semana se ha celebrado en Berlín el congreso del SPD alemán, los socialdemócratas,que podrían volver al Gobierno en 2013. El veterano Helmut Schmidt pidió recuperar la responsabilidad de Alemania en el proyecto europeo, reconociendo la preocupación e incomodidad que las políticas impulsadas por Merkel y la coalición CDU Liberales crean en el resto de Europa.
Schmidt recordó que la deuda del resto de Europa es el superávit comercial alemán. Alemania debe todo a Europa, dijo, y por esa razón debe seguir devolviendo tanta solidaridad recibida y hacerlo de un modo diferente a como lo está haciendo ahora, permitiendo a nuestros socios recuperarse y crecer.
El potencial candidato a canciller del SPD, Frank-Walter Steinmeier, recordó cómo Merkel y Sarkozy se opusieron hace un año a la propuesta de la Comisión Europea de imponer sanciones automáticas por incumplimiento fiscal, ahora retomada; buen ejemplo de su poca coherencia. Acertó también respecto al BCE, que seguirá desarrollando una labor de estabilización de la deuda desde un limbo legal. El nulo avance en instrumentos de refuerzo de solidaridad compartida también fue adelantado. El SPD sabe que la acumulación de deuda ahoga la esperanza de crecimiento de muchos socios europeos que se sienten abandonados. Para ello propuso crear un Fondo europeo de repago de deuda, de garantía o de amortización, que asegure el pago de la deuda para los próximos 30 años, mutualizándola hasta el 60 por ciento del PIB, un primer paso hacia los eurobonos y un Tesoro europeo. Además, medidas como un programa de reestructuración económica y de política industrial para Europa, empleo para los jóvenes financiado con nuevos recursos europeos, como la tasa sobre transacciones financieras y una mayor coordinación fiscal con especial atención a las sociedades.
El candidato a la Presidencia de Francia, François Hollande, también en Berlín, coincidió plenamente con estas ideas proponiendo además un pacto de responsabilidad, de gobernanza y de crecimiento europeos con un federalismo europeo de proyectos reales, un BCE más preocupado por la economía real, armonización social y nuevas vías de participación democrática. ¿Ganarán en Alemania y Francia?