
Este joven político de 39 años es uno de los máximos responsables del programa económico de Los Verdes, uno de los principales partidos de la oposición alemana. Economista y politólogo, Gerhard Schick, diputado desde 2005, es capaz de criticar duramente la política fiscal de la canciller germana, Angela Merkel, y saludar al mismo tiempo el proeuropeísmo de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. El próximo miércoles iniciará en Madrid una visita oficial de cuatro días para analizar la actual situación socioeconómica de España.
P. Señor Schick, ¿cómo valoran usted y su partido las decisiones cerradas el pasado miércoles en Bruselas? ¿Cree que son una solución duradera?
R. Seguro que la del miércoles no será la última cumbre destinada a solucionar esta crisis. Pero desde luego se han acordado importantes decisiones que deberían haberse tomado mucho antes. Por ejemplo, la quita parcial de la deuda de Grecia. Una cifra que deja claro que esta decisión llega tarde: tras la quita, la deuda actual de Grecia es la misma que a principios de 2010. Es decir, que hemos perdido el tiempo durante más de un año y medio, periodo durante el cual Grecia ha ahorrado y ahorrado, y sin embargo ha seguido aumentando su deuda.
En cuanto a los bancos, creo que es correcto estabilizar el sector bancario, pero es una medida que se queda corta pues provoca incertidumbre hasta el próximo junio. Se debería haber impuesto de inmediato una cuota obligatoria de capital propio además de haber estatalizado parcialmente los bancos.
P. ¿Cómo podría ayudar Alemania a España a salir de la difícil situación económica en la que está?
R. Alemania sola no puede solucionar esos problemas. El peso de los problemas que arrastra la Eurozona es demasiado pesado para Alemania. Por eso Los Verdes alemanes apostamos por la introducción de los eurobonos, porque sabemos que sólo si los Estados europeos afrontan juntos esta crisis de deuda, podremos dar una respuesta a la misma. La deuda acumulada de la Eurozona supone el 85% de su PIB, es decir, es menor que la deuda de EEUU, por poner un ejemplo. Ello demuestra que si el problema se mira en su conjunto, uno se da cuenta de que la crisis a la que se enfrenta Europa tiene solución. Sin embargo, mientras cada Estado intente encontrar una solución por su cuenta, estoy convencido de que las cosas no se arreglarán. Por ello necesitamos un Gobierno económico europeo común.
P. Sin embargo, la mayoría de los expertos económicos alemanes se opone a la introducción de los eurobonos, pues consideran que ello supondría castigar a la deuda soberana de países que han hechos los deberes presupuestarios, como es el caso de Alemania. Algo que algunos interpretan como un giro nacionalista y euroescéptico de la locomotora económica europea...
R. Una cosa está clara: no se puede gestionar deuda de una manera conjunta mientras no existan mecanismos que sirvan para controlar quién ha gastado cuánto en una unión como la UE. Es como un piso compartido: nadie entra a vivir en una casa sin saber cuánto paga de alquiler cada uno de los inquilinos. Entiendo en parte la posición de esos expertos críticos con la medida. Sin embargo, hay una parte de esa crítica que parte de una falsa premisa: que Europa está compuesta por economías nacionales. Esos expertos ignoran así que las diferentes economías europeas están tan profundamente entrelazadas que ya no podemos analizarlas de manera separada.
Otro de sus análisis erróneos es que sólo a través de medidas de ahorro será posible salir de la crisis: ése es el error que cometió el FMI en la crisis de las economías asiáticas. Al igual que no tiene sentido seguir acumulando deuda, tampoco lo tiene obligar a los actores económicos a ahorrar simultáneamente, porque ello es la receta para una segura nueva recesión. Además, muchos de esos economistas alemanes críticos con los eurobonos siguen apoyando las teorías neoliberales que dan por hecha la eficacia de los mercados financieros y apuestan por menos Estado. Justamente lo que nos ha llevado a la actual crisis.
P. ¿Cómo puede ser que en Alemania siga habiendo voces que apuesten por la vuelta al marco alemán?
R. Muchos alemanes sólo miran a las garantías que nuestro país tiene que aportar para salvar el euro, pero no se fijan en los gigantes costes que supondría abandonar la moneda común. Un claro ejemplo es Suiza: un país que no está en la Eurozona, pero que ha tenido que igualar el valor de su moneda con el del euro para reducir los costes de esa exclusión. La vuelta al marco supondría una revaluación del 30 ó 40% de nuestra moneda, lo que tendría unas consecuencias desastrosas para las exportaciones alemanas. Y además perderíamos parte del dinero prestado a países como Grecia. Con todo, la salida del euro sigue siendo una posibilidad, pero que no contará con el apoyo de mi partido. Tendría unas consecuencias desastrosas.