
Hemos dejado de ser la España de los 4 millones de parados para convertirnos en la de los 5 millones. El 21,52 por ciento de las personas que están dispuestas a trabajar no tienen empleo. Además, la incertidumbre y la falta de financiación está haciendo añicos el espíritu emprendedor. Por primera vez desde 1987, hay menos de 3 millones de autónomos. ¿Quién va a crear puestos de trabajo para esos 5 millones de ciudadanos?
Exactamente, las personas en situación de desempleo son 5.095.200 sin tener en cuenta los efectos del calendario (casi el 22 por ciento de los activos); por supuesto, si desestacionalizamos la cifra se reduce a 4,98 millones. Una realidad que no está nada repartida por el territorio nacional. Si bien en el sur se encuentran tasas superiores al 35 por ciento de paro (Huelva), en el norte se puede ver hasta un radiante 11 por ciento navarro. Pero, dejando el baile de cifras a un lado, la cuestión clave es ¿cómo es posible que hayamos alcanzado los 5 millones de parados en una de las temporadas del año más favorables para crear empleo? En total, se han destruido 144.700 empleos (200.000 al desestacionalizarlo). Ni en el peor año de crisis (2009) se destruyeron ocupaciones en este trimestre. En 2009, se regristraron 14.000 ocupados más y en 2010, más de 71.000.
La respuesta a esta sangría se sostiene en la guerra de precios del turismo, unos ayuntamientos asfixiados financieramente que dejan de crear riqueza y lastran aun más a la construcción, la atonía del consumo interno, que se manifiesta particularmente con la destrucción masiva de puestos de empleada de hogar y una moderación en la contratación del sector público.
Guerra de precios en turismo
El tercer trimestre del año (julio, agosto y septiembre) es un periodo en el que tradicionalmente se crea empleo inducido por el sol y playa. Y este año parecía que no había ido mal. El repunte económico que tuvieron los países de la Unión Europea principios de año y la primavera árabe han provocado la mejor temporada turística desde 2006, año en el que batimos el récord histórico. En los tres primeros trimestres del año el número de turistas fue un 8 por ciento superior a 2010 y el gasto turístico ha batido todos los récords, hasta situarse en los 19,8 millones de euros. Pero la alegría no se ha traducido en creación de empleo.
Si bien las expectativas hicieron que la contratación en mayo y junio subiera, el sector no ha esperado a octubre como es habitual para rescindir los contratos temporales, sino que ha comenzado en agosto, según explican los expertos.
La fuerte competencia y la lucha de precios ha hecho que los comercios, restaurantes y hoteles no tengan margen para mantener el empleo. En total, el sector servicios ha destruido 52.300 puestos en este periodo. Ese desbordante gasto turístico no ha derivado en grandes beneficios y ha sido absorbido sobre todo por las grandes compañías. Las ofertas de Todo Incluido han impedido el reparto de riqueza por los establecimientos cercanos a los grandes hoteles.
El sector público, ¿culpable?
Es el argumento del Ejecutivo. El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, explicó ayer que el ajuste de las Administraciones Públicas ha sido el culpable del aumento del paro. No obstante, las cifras de la EPA le desmienten. El sector público ha creado 44.700 puestos de trabajo en el tercer trimestre respecto al año anterior. Bien es verdad que el crecimiento de la contratación no ha sido tan fuerte como fue en 2010. En términos intertrimestrales, hay 3.000 ocupados más que en el segundo trimestre frente a los 90.000 que se originaron en el tercer trimestre de 2010 en relación al segundo.
Dentro del ajuste público, el ministro explicó que las autonomías tienen su parte de responsabilidad al reducir el empleo en Educación y Sanidad. Y una vez más las cifras le vuelven a jugar una mala pasada. Las autonomías han moderado la contratación en estas dos actividades, pero no han reducido la ocupación. El empleo en Educación aumenta en 1.600 personas respecto al tercer trimestre de 2010. Y la creación de empleo en Sanidad alcanza los 60.000 puestos de trabajo también en tasa interanual.
La realidad es que el sector privado continúa expulsando ocupados. En este periodo, han sido 116.000 las personas que han perdido su puesto en la empresa privada. Por sectores, la industria pierde 1.400 ocupaciones; la cons- trucción, 59.500; y la agricultura, 33.500. Y la causa de una parte de esa destrucción se encuentra en los ayuntamientos. La situación financiera de los consistorios ha provocado que prescindan de servicios externos ofrecidos por empresas privadas, muchas de ellas de la construcción. Asimismo, la morosidad municipal ha acabado con muchas empresas, sobre todo pymes, que no encuentran refugio en la demanda interna. Y es que la atonía del consumo doméstico se refleja en la evolución de las empleadas domésticas: en el último trimestre 85.000 trabajadores del sector perdieron su empleo.
Pocas expectativas
En definitiva, España vuelve a batir un nuevo récord histórico. Con 5 millones de desempleados, lidera el ranking con creces como el país de la UE que con más paro. Su tasa cada vez se sitúa más cerca de aquel 22 por ciento que sufrieron los españoles en 1993, superando incluso a la de la crisis de los 80. Y ésta es la carta de presentación de un Gobierno que ayer mismo fue reprendido por sus vecinos europeos por no tomarse en serio la reforma del mercado de trabajo. Con un hay que disminuir el galopante paro, los líderes de la UE se despidieron de Rodríguez Zapatero el pasado jueves.
A corto plazo no parece que el Gobierno haya encontrado la forma de poner freno. Para vover a crear empleo todavía nos falta pasar los dos peores trimestres (el cuarto y el primero de 2012). Uno de los síntomas de la falta de expectativas en el mercado laboral es la disminución que ha registrado la población activa, -2.100 personas menos y se sitúa en 23,1 millones-, debido al desánimo que origina que los demandantes de empleo dejan de buscar. La población activa aumenta rápidamente en cuanto hay signos de mejora. Hace ya un año el exministro de Trabajo, Celestino Corbacho, dejó su cargó aliviado y sin prometer que España no vería los cinco millones de parados.