Economía

El euribor se encomienda a Draghi

Mario Draghi

En su despedida, Jean-Claude Trichet activó nuevas medidas para reforzar la liquidez de la banca europea, pero no dio su brazo a torcer con los tipos de interés, que permanecen en el 1,5% en el que se encuentran desde julio. Será su sucesor desde noviembre, Merio Draghi, el encargado de decidir cuándo y cuánto recortar el precio del dinero.

Au revoir! Jean-Claude Trichet bajó el telón este jueves a su estancia en la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) con su última reunión de política monetaria. Aunque permanecerá en el puesto hasta el próximo 31 de octubre, oficiosamente fue el punto final, salvo que la crisis la obligue a prestar un último servicio de urgencia. Y para despedirse fue generoso a la hora de suministrar más liquidez a los bancos, pero rácano a la hora de soltar lastre con los tipos de interés. Los mantuvo en el 1,5 por ciento, con lo que fue fiel a la trayectoria que ha acumulado desde que accedió al cargo el 1 de noviembre de 2003. Durante su mandato, ha mantenido el precio del dinero en 77 reuniones, los ha subido en 11 y los ha reducido en 7.

No hubo, por tanto, una octava. Y eso que lo habían pedido con insistencia. Bancos como J.P. Morgan o UBS, gestoras como Carmignac y organismos como el Fondo Monetario Internacional le habían demandado una reducción de los tipos. Pero no se dejó amedrentar. No recortó los intereses, pese a que admitió que esta posibilidad fue debatida, y el propio Trichet dejó entrever el motivo: la transmisión de la política monetaria no está funcionando bien porque lo impide la debilidad de la banca. Sobre esta hipótesis, prefirió ir por partes, es decir, centrar por ahora sus esfuerzos en reforzar la liquidez del sector financiero para que, en el futuro, las rebajas de los tipos sean más efectivas y lleguen a la economía real.

Y a eso se dedicó por partida triple. Primero, programó dos operaciones de financiación a 12 meses mediante las que garantiza la provisión de dinero a los bancos hasta que acabe 2012. Segundo, prorrogó la barra libre de liquidez, con la que presta a las entidades tanto dinero como le piden en las operaciones de financiación, hasta julio de 2012. Y tercero, retomó las compras de cédulas hipotecarias, algo que ya había hecho en 2009. Si entonces suministró 60.000 millones de euros a la banca por esta vía, esta vez inyectará 40.000 millones hasta octubre de 2012.

Como repitió una y otra vez Trichet, con estas medidas pretende "mejorar la transmisión de la política monetaria". Reconoció así que en las circunstancias actuales sus decisiones no son efectivas, ni lo serán, hasta que no se solucionen los problemas de la banca. Dicho de otro modo: que una bajada de los tipos no se trasladaría a las empresas y los hogares porque las entidades no la transmitirían. ¿Descabellado? En opinión de Azad Zangana, economista europeo de Schroders, no. "Es discutible que una rebaja de los tipos hubiera provocado una verdadera diferencia en la economía real", confirma.

Sin periodo de gracia

El problema es que haber mantenido los tipos, aunque tenga justificación, conduce a otro problema. "Trichet ha preferido pasarle la patata caliente a Mario Draghi, algo cuanto menos criticable dado que Draghi se va a encontrar con la obligación de bajar tipos durante los primeros meses de su mandato con las críticas que esto puede suponerle por tacharle de priorizar los intereses de Italia antes que los de otros países como Alemania", critica Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets. En efecto, que el BCE no haya bajado los tipos ahora no impide que lo vaya a hacer en el futuro. De hecho, los expertos esperan un recorte antes de fin de año, con lo que Draghi podría tener trabajo muy pronto. El 34,5 por ciento de los analistas consultados por Bloomberg prevé un descenso en el estreno del banquero italiano en noviembre, porcentaje que crece hasta el 59 por ciento para la cita de diciembre.

La evolución del euribor a 12 meses, la principal referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España, depende de que estas expectativas sean ratificadas por los hechos. A la espera de novedades, el viernes encajó mal la decisión de Trichet de no reducir los intereses. Repuntó del 2,082 al 2,10 por ciento, con lo que alcanzó el nivel más alto desde el 8 de agosto. Sigue por debajo del 2,2 por ciento al que llegó a subir en julio, pero necesita un recorte de los intereses -o una señal muy clara de que bajarán- para seguir retrocediendo.

Como referencia, mientras los tipos permanecieron en el 1 por ciento entre mayo de 2009 y abril de 2011, el euribor situó su media en el 1,41 por ciento. En la mano de Draghi está que vuelva a esos niveles.

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