
El mensaje triunfalista del presidente Rodríguez Zapatero contrasta con las cifras que han creado esa psicosis de crisis económica entre la población y las empresas españolas. Frente al crecimiento "mínimo" del 3 por ciento que predica el presidente, la previsión más optimista de cuantas hacen los organismos internacionales y los servicios de estudios apunta a un 2,7 por ciento, lo que supondría una desaceleración de un punto en tan sólo un año, con el agravante de caer al 2,5 por ciento o menos en el ejercicio siguiente.
Con una economía basada en la mano de obra intensiva de la construcción y el consumo que eso genera, la caída del crecimiento puede suponer a finales de 2008 destrucción de empleo y aumento del paro, con lo que el objetivo del Gobierno de llegar a un 7 por ciento de tasa de paro en 2012, con casi pleno empleo, sería un espejismo de finales de año.
El empleo
El presidente acierta al decir que el empleo seguirá siendo el verdadero motor de la economía española, pero eso no contrasta con el dato del crecimiento: si se crean en la legislatura entre 1,6 y 2 millones de nuevos puestos de trabajo, eso será entre la mitad y un tercio menos que en los cuatro años que ahora se cierran. Tan fuerte recorte no se produciría con un PIB creciendo al 3 por ciento o más, sino por debajo de ese nivel.
Las hipotecas
Esa falta de correspondencia entre unos y otros datos se da también del lado de las hipotecas. Frente al convencimiento oficial de que las líneas de crédito de consumo e hipotecas van bien, los datos conocidos ayer sobre el sector financiero destacaban que una de cada siete hipotecados ha retrasado ya alguno de los pagos mensuales que tiene que realizar al banco. Y aunque estemos todavía en niveles bajos de morosidad en las entidades financieras, los datos demuestra que su crecimiento sigue.
La vivienda
Una de las cuestiones más significativas del discurso que ayer realizó Zapatero estuvo en el ámbito inmobiliario: se habló de construcción de viviendas (1,5 millones de VPO en diez años) y de crisis inmobiliaria, pero en Estados Unidos, lejos de nuestra economía. Sin embargo, no se mencionó en ningún momento la crisis por la que están atravesando en la actualidad las inmobiliarias españolas, por una restricción del crédito que tiene doble origen: el temor a la falta de liquidez mundial y, algo que no dijo el presidente, la nueva valoración de los activos que para esas empresas hace la Ley del Suelo, que limita el acceso al crédito a los promotores de vivienda y les descuadra los balances de situación.
Fue curiosa la alternativa a la rehabilitación a la que se refirió Zapatero, mediante un macroplan para renovar los cascos antiguos de las principales capitales españolas. Paradojas de la economía, lo dice en la semana en la que la mayor empresa de este segmento del negocio inmobiliario, Renta Corporación (REN.MC), está en plena crisis y caída de la cotización.
Beneficios empresariales
Es normal en la economía española que los empresarios sean mucho más optimistas sobre la evolución de sus propios negocios que sobre el devenir de las grandes magnitudes del país. Es algo que saben los asesores económicos del presidente, cuando le dicen que tanto las ventas de fin de año y enero, como la previsión de los beneficios del ejercicio pasado y para el año en curso, van por buen camino.
El presidente llegó a asegurar que la mejora de 2008 será de dos dígitos, es decir, superior al 10 por ciento. Frente a ello, el consenso de merdado más avanzado recogido por FactSet, elaborado con las previsiones de los principales bancos de inversión que operan en España, advierte que todas las previsiones para el año en curso están a la baja, hasta el punto de que el incremento que esperan los mercados en las sociedades cotizadas apenas supera el 2 por ciento.
Los salarios
Tampoco es pesimista el Gobierno sobre el poder adquisitivo de los trabajadores. Según sus cifras, la renta disponible de los hogares ha mejorado en 1.000 euros al año por la mayor creación de empleo y la mejora de los salarios. Eso dicho después de las últimas subidas de la luz, el agua, el gas, el teléfono, los alimentos y los carburantes, entre otras cosas, resulta cuando menos chocante para las economías domésticas.
Es más, los últimos datos de las asociaciones de consumidores advertían la semana pasada que todas las subidas de primeros de año iban a detraer de los bolsillos de las familias españolas en todo el año, precisamente, esos 1.000 euros que dice Zapatero que han mejorado.
La hoja de ruta de Rajoy
Ayer el PP encerró a sus cerebros en su tradicional feudo de pensamiento en los últimos tiempos: Sigüenza (Guadalajara). No parieron ninguna gran medida, pero sí consiguieron dar con los 12 ejes sobre los que se articulará el programa electoral.
De ellos hay dos que sobresalen sobre el resto: conseguir un gran consenso en materia antiterrorista y hacer una política económica fuerte. Del decreto "brutal" de medidas anunciado el pasado lunes por el secretario ejecutivo de Economía del PP, Miguel Arias Cañete, el líder del partido, Mariano Rajoy, no tiene constancia. De momento, los dibujos se hacen con brocha gorda y el pincel se guarda para los actos sectoriales que los populares celebrarán durante las próximas semanas, antes de que se inicie formalmente la campaña electoral.
Reformas económicas
De lo que se conoce en materia económica destaca que siete millones de contribuyentes dejarán de pagar el IRPF, según insiste día tras día Rajoy, y que el tipo del Impuesto de Sociedades se situará en el 25 por ciento, frente al 30 por ciento actual, como desde hace dos años demanda el PP.
Asimismo, un Gobierno presidido por Rajoy aprobará una Ley de Unidad de Mercado para acabar con los 17 sistemas que, poco a poco, se van implantando por toda España, y se reformarán las leyes presupuestarias para limitar el crecimiento del gasto público a niveles inferiores al avance de la economía. Con todo ello se conseguirá frenar la presencia del sector público en la economía y contener el avance de la presión fiscal, que desde el año 2004 se ha elevado en más de dos puntos y medio.
El reto: llegar a fin de mes
El PP, que ha tardado tres años en hacer de la política económica su prioridad, hace suyos ahora los principales problemas de los españoles. La subida de alimentos habituales en la cesta de la compra, el encarecimiento de las hipotecas y las consiguientes dificultades para llegar a fin de mes son el eje del ataque del PP.