
Barcelona, 5 ago (EFE).- Cataluña sólo recuperará su protagonismo industrial si el sistema financiero realiza un giro y responde a las necesidades de recursos de las empresas de pequeñas dimensiones, las que acaban de crearse y las que operan en el ámbito del I+D, que encuentran ahora numerosos obstáculos para operar.
Ésta es la tesis que defiende el catedrático de Economía de la Universidad Ramón Llull (URLL), Agustí Segarra, en un estudio sobre el crecimiento y las restricciones financieras de la empresa catalana, y coincide con las reivindicaciones de organismos como el Colegio de Economistas de Cataluña.
En su estudio, incluido en la Memoria Económica de Cataluña 2010 que publica el Consejo General de Cámaras, Segarra advierte que si estas empresas experimentan limitaciones para acceder a las fuentes externas de financiación "será difícil llevar a cabo el cambio efectivo de la estructura económica del país".
En el periodo estudiado, 1998-2006, el estudio revela que, en términos generales, el acceso a la financiación externa no constituyó ningún obstáculo para el crecimiento y la supervivencia de las empresas catalanas, aunque sí lo supuso para estos tres colectivos concretos.
Cuando estas empresas tienen problemas para acceder a las fuentes de financiación permanentes, se ven obligadas a recurrir a los créditos bancarios a corto plazo y a la autofinanciación, lo que limita su capacidad de invertir y crecer.
De hecho, las empresas que encuentran más dificultades a la hora de acceder a deuda (especialmente a largo plazo) son las empresas de alta intensidad tecnológica, debido al riesgo de las inversiones en proyectos de I+D.
El estudio lamenta que fórmulas para acceder a financiación externa como el capital riesgo esté poco desarrollado en Cataluña, lo que "puede lastrar la competitividad internacional de las empresas catalanas más dinámicas e innovadoras".
Ante este escenario, defiende que se potencie la aparición de inversores que asuman riesgos, "y más en la actual situación de recesión económica", y que se dé apoyo a las iniciativas de los emprendedores y de las empresas consolidadas más atrevidas.
Los resultados del estudio "nos deben hacer reflexionar sobre el sistema financiero que necesitará Cataluña para recuperar su protagonismo industrial o, al menos, intentarlo", según Segarra.
Por su parte, el decano del Colegio de Economistas de Cataluña, Joan B. Casas, considera también necesario que las empresas catalanas aprovechen la crisis para modificar su cultura y echen mano de la financiación que pueden ofrecer las firmas de capital riesgo o las sociedades de garantías recíprocas.
"El futuro pasa porque la financiación a la que tienen acceso las empresas no pase sólo por el crédito bancario", afirma este economista, que advierte que "el gran drama" de las empresas durante estos años de profunda crisis económica ha sido su "absoluta dependencia financiera" de las entidades bancarias.
Joan B. Casas defiende también la necesidad de que las empresas catalanas crezcan en dimensiones y se organicen en "clusters" cada vez más abiertos al exterior y que superen el concepto territorial para promover el trabajo en red.
Para ayudar en este proceso, cree que las administraciones públicas deberían también aprobar un marco fiscal y normativo que facilite la actividad de estas empresas y que ahora, ha apuntado, todavía no existe.
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