
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no quiso hacer balance el pasado viernes tras anunciar el adelanto electoral al 20 de noviembre porque aún le quedan tres meses y medio por delante. Sin embargo, hay cifras que hablan por sí solas y hay leyes en el tintero en las que el jefe del Ejecutivo se ha comprometido a poner su firma antes de la cita con las urnas. Otras promesas, por el contrario, quedarán olvidadas, tal y como ya ha reconocido el propio presidente.
La herencia negativa de Zapatero -a quien nadie perdonará, ni él mismo, lo que tardó en reconocer la crisis- se escribe en todos los frentes económicos que han hecho que España pase de ser ejemplo de libro cuando se hablaba del milagro económico español, a convertirse en la mayor amenaza de la eurozona.
Al castigo de los mercados y a la incertidumbre sobre el cumplimiento de las cuentas públicas -con un foco especial puesto sobre las autonomías-, se suman además una retahíla de datos negativos en materia macroeconómica y muchas dudas sobre si las reformas cerradas o por culminar de aquí a noviembre servirán realmente en el
El paro, su mayor fracaso
En el lado de las cifras macroeconómicas, el entonces talentoso Zapatero, fue nombrado presidente en abril de 2004 con una tasa de paro en el 11,5%, frente a una Encuesta de Población Activa que terminó el segundo trimestre en el 20,89%, según se conoció el viernes. Unos porcentajes que duelen mucho más cuando se traducen a los 4,8 millones de desempleados que hay hoy, frente a los 2,2 millones que había cuando el aún líder del PSOE llegó a La Moncloa.
Sin duda, la que él mismo reconoce como "inasumible" cifra de paro será el mayor sinsabor que el socialista se llevará a León después de haber logrado rebajar el índice de desempleo hasta el 7,95% en el segundo trimestre de 2007 y tras haber prometido pleno empleo en su programa electoral del año 2004.
El crecimiento del PIB, tras siete trimestres en negativo en 2008 y 2009, aumentó en el primer trimestre de este ejercicio a un ritmo intertrimestral del 0,3%. También en el olvido quedan las cifras de hace ocho años cuando el avance de la economía era de ocho décimas trimestrales y el ritmo interanual se situaba en el 2,8%. Hoy, el Gobierno defiende a capa y espada que la economía crecerá un 1,3% este 2011, frente a la media de los analistas que sitúan en el 0,9% su perspectiva más optimista.
Cumplir sí o sí con Bruselas
Con todo, el principal compromiso de Zapatero, tal y como dejó claro el viernes, pasa por cumplir con Bruselas -le cueste lo que le cueste-, en el tijeretazo al déficit público que tiene que cerrar este año en el 6%. En 2004, el déficit estaba en el 0,3% y Pedro Solbes logró el primer superávit de las cuentas públicas pero, después, el saldo negativo se disparó hasta el 11,2 por ciento en 2009.
Después de aquellos días de mayo de 2010 que se llevaron su política económica y social por delante (con una congelación de las pensiones que hizo saltar por los aires el Pacto de Toledo, con una reducción del salario de los funcionarios media del 5% o con la eliminación del 'cheque-bebé'), Zapatero no está dispuesto a que sus socios europeos le vuelvan a sacar los colores. Ni siquiera si las autonomías no realizan los ajustes pertinentes para cumplir con su límite fiscal para este año.
Con ese fin, anunció el viernes que el Consejo de Ministros del 19 de agosto aprobará un nuevo decreto de ajuste para que no haya sustos y se cumpla sobradamente el objetivo del 6% de déficit a cierre de año. Zapatero, cuando el 2 de abril dijo que no se presentaría a un tercer mandato, fue cuando alejó por primera vez y definitivamente el fantasma del rescate financiero a España tras meses en el desfiladero.
Reformas pendientes
En el lado de las reformas, Zapatero reconoció que, por encima del resto de leyes, el visto bueno a la reforma de pensiones era clave para pasar el examen de la UE. En el Congreso volvió a mostrar su confianza en que la reforma financiera culminaría con éxito en septiembre.
Además, la actividad legislativa ese mes -hay tres semanas de plenos- se centrará, como avanzó el presidente, en leyes como la agilización procesal, la integración de los trabajadores agrarios en el régimen general de la Seguridad Social o el reconocimiento a las víctimas del terrorismo. Sí dará tiempo a aprobar la negociación colectiva, pero en el aire están la Ley del Mercado de Valores, la de Hidrocarburos o la Ley de Contratos de Distribución.
Pasado, presente y futuro del déficit y del PIB
Fuente: Gobierno de España e INE.