
Las relaciones entre CiU y los dos grandes partidos estatales (PP y PSOE) viven los días más tensos. Los nacionalistas catalanes se debaten entre el sentimiento que llevó al ahora president, Artur Mas, a ir en su día al notario para decir que no pactaría con el PP y las calabazas que le han dado los socialistas catalanes, que se niegan a facilitarles la aprobación de los Presupuestos regionales.
La decisión de los chicos de José Montilla ha roto el sueño del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, que, tras cenar con Mas y el portavoz Josep Antoni Duran i Lleida en el Palau de la Generalitat, pensaba que tenía garantizado el apoyo de CiU a José Luis Rodríguez Zapatero hasta final de legislatura. Nada más lejos de la realidad, como advirtió Duran el martes en un desayuno en Madrid.
En parte por el devenir de los acontecimientos a nivel regional, en parte por estrategia de cara a las próximas elecciones generales, lo cierto es que Convergencia i Unio ha comenzado ya el proceso de alejamiento de un PSOE en plena descomposición. El Gobierno central se queda así sin el apoyo de los catalanes para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2012, lo que le obligará a buscar alternativas. Duran ya recordó el martes: "No hemos aprobado ningún Presupuesto ni creo que podamos hacerlo", sin cerrar la puerta a apoyar reformas importantes para la marcha de la economía. De manera que la opción más factible sería la de recurrir al PNV, aunque fuentes políticas tampoco descartan un adelanto de las elecciones para deshacer ese nudo gordiano.
Los Presupuestos catalanes
El asunto tiene diversas aristas. En clave interna, si la situación no da un giro de 180 grados, Artur Mas estaría en manos del PP para aprobar los restrictivos Presupuestos catalanes, ya que ningún otro grupo se abstendrá para que salgan adelante, lo que pondría en tela de juicio su capacidad para gobernar a falta de seis diputados para la mayoría absoluta.
De hecho, a CiU le iría bien un acuerdo con los populares, porque le permite de paso posicionarse bien para, en caso de victoria de Mariano Rajoy en las generales, ser socio preferente del PP. El propio Mas, en las jornadas del Círculo de Economía en Sitges, lanzó un mensaje al líder del PP: apoyo a cambio de un pacto fiscal para Cataluña.
Sin embargo, este trío amoroso está salpicado de pequeñas trifulcas locales para definir varias alcaldías de Cataluña. El PP ha propuesto a CiU pactar las alcaldías de Tarragona (PSC, 13 concejales; CiU, 7 y PP, 7) y la de Badalona (la tercera ciudad catalana por población).
El pacto dejaría Tarragona en manos de CiU (pese a ser el PSC la lista más votada con mucha diferencia) a cambio de que el popular Xavier García Albiol, que realizó una campaña electoral contra la inmigración, gobernara en Badalona. La situación se complica cuando el PP de Barcelona, dirigido por Alberto Fernández Díaz, ha presentado una impugnación de los resultados electorales de la ciudad de Barcelona para conseguir pasar de 8 a 9 concejales a costa de que CiU reduzca su representación de 15 a 14. El futuro alcalde de CiU en la capital catalana, Xavier Trías, está que trina e incluso se le ve más dispuesto a negociar un apoyo del alcalde socialista en funciones, Jordi Hereu, que de los populares.
CiU está jugando con fuego y tiene todos los boletos para quemarse. No apoyará al PSOE si el PSC no le garantiza la aprobación de los Presupuestos catalanes y eso le deja en manos del PP, cuyo objetivo es el adelanto de las elecciones generales y el fin del mandato de Zapatero para no dar tiempo a Rubalcaba a convertirse en una alternativa creíble frente a Rajoy. Aunque Duran defiende en público que a ninguno de los dos grandes partidos le interesa un adelanto electoral.
Sin embargo, en la política interna catalana, muchos votantes de CiU (los más independentistas) ven con malos ojos la alianza con el PP, lo que sin duda afectará al resultado de los convergentes en las próximas generales y podría producir el rebrote del independentismo más de izquierdas (ERC).
Negociación "a buen ritmo"
Mientras tanto, el otro posible socio del Gobierno para salvar la legislatura, el PNV, se sabe un año más la llave presupuestaria para evitar que el Ejecutivo tenga que prorrogar las cuentas de 2012. Ayer mismo, diputados del PSOE y del PNV se reunieron en el Congreso para avanzar en las negociaciones sobre las ocho transferencias pendientes que los socialistas comprometieron a los nacionalistas vascos dentro del acuerdo de estabilidad que permitió que salieran adelante los Presupuestos de 2011 y que deberían estar listas antes del próximo 30 de junio.
La reunión no cerró esos traspasos, pero fuentes del PNV insistieron en que las negociaciones "van a buen ritmo" y confían en que se cerrarán esas transferencias antes de que termine el semestre con más reuniones y también contactos vía mail. Este cumplimiento en fecha es el primer requisito que plantea el PNV para empezar a hablar de los Presupuestos de 2012 con la sartén por el mango, porque saben que "a priori" son los únicos con diputados suficientes y disposición para poder respaldar al Gobierno. En ese grupo amigo, de momento, también se encuentra Coalición Canaria, socio del año pasado.