El multimillonario Warren Buffett ha vuelto a abrir la caja de Pandora con otra de sus polémicas opiniones. Esta vez, la perla se refiere a uno de los debates recurrentes entre los senadores estadounidenses: la supresión del impuesto sobre la propiedad.
Ante los miembros del Congreso afirmó que, de eliminar este impuesto, lo único que se conseguiría sería incrementar las diferencias económicas entre los distintos estratos sociales, ya que favorecería a las familias más acaudaladas de Estados Unidos.
El oráculo de Omaha ha querido aportar su granito de arena este debate afirmando que "la riqueza dinástica, el enemigo de la meritocracia -forma de gobierno basada en los logros-, está en auge mientras que la igualdad de oportunidades está en declive. Por eso es necesario un impuesto sobre la propiedad progresivo y significativo, para que poner freno a la progresión hacia la plutocracia -sistema de gobierno en el que la riqueza es la fuente del poder-".
Soluciones con el sello 'Buffett'
Los demócratas utilizarán la opinión del oráculo de Omaha como punta de lanza en su batalla a favor de la continuidad del impuesto sobre la propiedad, que los republicanos llevan años intentando suprimir o, en su defecto, reducir.
De hecho, las declaraciones de Buffett vienen a responder a Charles Grassley, senador republicano por Iowa, quien recientemente aseguró que dicho impuesto era "injusto", ya que la "muerte no debería ser gravada", en alusión a las tasas impuestas a las herencias. En cambio, el tercer hombre más rico del mundo, según Forbes, piensa que heredar una gran fortuna es una "lotería ovárica" que no debería recibir "ninguna recompensa" por parte del sistema fiscal.
Es más, Buffett propuso una solución para paliar las diferencias sociales: transformar los más de 24.000 millones de dólares que se recaudan al año con este tributo en deducciones fiscales de 1.000 dólares para los propietarios con rentas más bajas.
