Panamá, 9 nov (EFECOM).- La muerte en Panamá del empresario Juan Manuel Rosillo Cerrejón, conocido como John Rosillo, se debió a "causas naturales", según informó hoy a Efe la Policía Técnica Judicial (PTJ) de este país.
Los restos de Rosillo, originario de Texas (EEUU) y de nacionalidad española, fueron incinerados y repatriados a España esta semana, informó a Efe la embajada española en Panamá.
Rosillo, en busca y captura por la policía de España después de que en 2002 fuera condenado a más de seis años de cárcel por varios delitos económicos, fue encontrado muerto el pasado 21 de octubre en una habitación del hotel Ambassador de la capital panameña, en el que se había hospedado pocos días antes.
"El personal de limpieza del hotel lo encontró muerto al entrar a su habitación", según las fuentes de la PTJ consultadas por Efe.
Las mismas fuentes explicaron que "ni en el cuerpo del fallecido ni en su habitación del hotel se detectaron signos de violencia o de robo".
Las autoridades españolas también habían pedido su extradición por haber provocado un accidente de tráfico en estado de embriaguez en el que perdió la vida una persona, si bien Panamá no la concedió.
John Rosillo, que estuvo en la cárcel en Panamá en 2005 y que era testigo de cargo de la fiscalía española para otros casos, llevó en la década de 1990 a la promotora norteamericana Kepro a España para construir el barrio Diagonal Mar en Barcelona.
Kepro era filial del grupo asegurado Kemper, el cual, de la mano de Rosillo, compró los terrenos de Diagonal Mar y se comprometió a invertir 1.200 millones de euros en la construcción de lo que hoy es el barrio homónimo.
Diagonal Mar debía contar con 221.000 metros cuadrados de viviendas, con el actual centro comercial de Diagonal Mar y con un total de 54.000 pisos, los últimos de las cuales se están acabando de construir ahora.
En noviembre de 1995, Kepro suspendió pagos en España alegando "graves problemas de liquidez", lo cual paralizó el proyecto hasta que un año después otro grupo norteamericano, Hines, lo compró a Zurich, dando entrada a socios locales como las promotoras catalanas Hábitat y Espais.
Cuatro años después, en 1999, la Audiencia de Barcelona condenó a un total de 18 años de prisión a seis acusados por el llamado "caso Kepro", un fraude inmobiliario en la última gran zona edificable de la capital catalana orquestado durante el "boom" de los Juegos Olímpicos de 1992.
El principal implicado fue precisamente Rosillo, consejero delegado en España de la empresa Kepro, condenado a 6 años y 6 meses de prisión por tres delitos fiscales por esta operación, por la que se ocultaron a la Agencia Tributaria española más de ocho millones de euros.
Rosillo y los otros condenados utilizaron a un deficiente mental -que falleció antes de conocerse la sentencia- como tapadera de la operación, que consistía en la compraventa por parte de Kepro de dos fincas en la zona de Diagonal Mar de Barcelona.
La Sala reprochó que se utilizase al deficiente Juan F.B., de 53 años, y luego se intentara deshacerse de él, como si fuese una "prueba", según recriminó la acusación, que denunció que se le enviara solo y a su suerte a un suburbio de Caracas, donde deambuló durante 25 días sin dinero y en peligro.
Precisamente, el caso se descubrió cuando el deficiente, al que los acusados convirtieron en accionista mayoritario de una sociedad "fantasma", fue sometido a una inspección fiscal por un incremento de patrimonio no justificado y endosado por los acusados, tras lo cual decidieron enviarlo a Caracas.
Allí Juan F.B no perdió la vida, sino que apareció vestido con harapos en una oficina del entonces Banco Exterior de España gritando "¡España, España!", tras lo cual fue identificado, repatriado y se descubrió el fraude que protagonizó el ahora fallecido. Efe
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