
La canciller alemana, Angela Merkel, exigió hace unos días unificar la edad de jubilación en los distintos países de la Unión Europea, entre ellos España, a la vista de las grandes diferencias que existen entre ellos. La propuesta hizo que muchos se llevaran las manos a la cabeza, y provocó el rechazo inmediato del Gobierno. Y hoy ha sido el popular economista Santiago Niño Becerra, quien piensa que las palabras de Merkel no han sido nada acertadas.
"La señora Merkel, pienso, debiera haber hablado de otra cosa: de la baja productividad española, de la estructura del PIB español basado en el bajo valor, de la reducida inversión que realiza la empresa media española", asegura el catedrático en su blog de La Carta de la Bolsa.
Se trata de que "todos se esfuercen un poco de igual manera, esto es importante", aseguró en su momento la canciller alemana. A su juicio, "no podemos tener una divisa común y que unos tengan muchas vacaciones y otros muy pocas. A la larga esto no funciona".
Sin duda, las palabras de Merkel produjeron un cierto malestar entre el Gobierno, y el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, no tardó en recordarle que "los españoles trabajan algo más de la media de los trabajadores de la Unión Europea" y "tres horas más a la semana" que los alemanes.
Niño Becerra va más allá, y opina que la canciller alemana debería "repasar la historia de su país". Entonces, observaría "que los emigrantes que desde España emigraron a Alemania a finales de los años 50 y la década de los 60 obligaron, en numerosas ocasiones, a los entonces denominados Departamentos de Métodos y Tiempos a tener que recronometrar tiempos asignados a determinadas tareas". Y es que "los españoles acostumbrados a la molicie y a la siesta trabajaban más rápido que los alemanes", debido a la motivación y a la necesidad de dinero, argumenta el catedrático.
Alemania está alargando actualmente la edad de jubilación paulatinamente de 65 a 67 años y la legislación establece en este país unas vacaciones anuales mínimas para los trabajadores de 20 días laborables al año.
"Entiendo que Alemania ya no quiera dar más pasta a España porque ahora la necesita ella", prosigue Niño Becerra. "Pero que Frau Merkel no diga gimnasia cuando sabe que tiene que decir magnesia", concluye.