Economía

Penurias ibéricas

La ayuda financiera pedida por Portugal a la UE y la decisión del BCE de subir los tipos, que complica la recuperación de los países periféricos europeos, centraron una semana en la que el Gobierno anunció una corrección a la baja del empleo y el crecimiento.

Aunque se mantiene la previsión de que el PIB avance el 1,3 % este año, el vaticinio de unos tipos de interés más elevados y unas materias primas más caras han llevado al Gobierno a revisar a la baja el crecimiento para 2012 y 2013.

En paralelo, la negativa evolución de los datos de desempleo en los últimos seis meses eleva el pronóstico de tasa de paro para los próximos tres años, de forma que en 2011 seguirá rozando el 20% y no se reducirá al 16 % hasta 2014, un año después de lo previsto.

En marzo, nuevo récord de paro. Según el Ministerio de Trabajo, la cifra de desempleados registrados creció en 34.406 personas, hasta los 4,33 millones, a un ritmo de 1.110 personas por día.

Rescate luso

El miércoles, Portugal claudicaba ante la presión de los mercados y solicitaba el rescate financiero a sus socios de la UE.

El primer ministro luso, José Sócrates, que renunció el 23 de marzo pasado y convocó elecciones anticipadas tras rechazar el Parlamento su cuarto plan de austeridad, lamentaba que la tensión política hubiera hecho "inevitable" pedir ayuda.

Y mucho más duro que ese plan es el que la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigen a Portugal para aprobar el rescate, cifrado en unos 80.000 millones de euros.

Los ministros de Finanzas europeos reunidos ayer y hoy en Gödöllö (Hungría) reclaman a Portugal -el tercer país europeo en solicitar ayuda, tras Grecia e Irlanda- un ambicioso programa de privatizaciones, un fuerte ajuste fiscal y reformas estructurales.

Pero el portugués será "el ultimo de los rescates en la eurozona", según aseguro ayer la vicepresidenta Elena Salgado, quien afirmó que la economía española es "mas grande y tiene más futuro que la de Portugal".

España no es Portugal

También la UE y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han coincido en subrayar en que no hay analogía alguna entre ambos países ibéricos.

Para el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, "España no tiene problemas financieros" y "su situación es completamente distinta a la de Portugal, Irlanda o Grecia".

En la misma línea se expresaba Angel Gurría, secretario general de la OCDE, quien considera que sería "completamente un error" comparar la situación de España con la de Portugal.

Pruebas de solvencia

De nuevo, las pruebas de solvencia a la banca europea tendrán tinte español, ya que de las 90 entidades que se examinen en los próximos meses, 24 serán bancos y cajas españolas (el 26,6 % del total), que podrían ser 25 porque la lista dada ayer por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) aún no contempla la ruptura de la fusión del Banco Base.

"Hasta la última caja de ahorros" española podrá superar las pruebas de esfuerzo europeas, dijo hoy la ministra Salgado, quien insistió en que "con las medidas que hemos estado haciendo de recapitalización, creo que pasarán las pruebas".

Subida de tipos

Y cuando todos los ojos estaban puestos en Portugal, el jueves, en una decisión tan esperada como controvertida, el Banco Central Europeo (BCE) subía los tipos, por primera vez desde 2008, al 1,25 %, aludiendo a las amenazas inflacionistas para justificar el primer encarecimiento del precio del dinero en casi tres años.

Aunque su presidente, Jean-Claude Trichet, descartaba que ésta sea "la primera de una serie de subidas", el mercado apunta a dos nuevas alzas hasta llegar al 1,75 % a final de año.

El IBEX subió pese a todo

Pese a estos acontecimientos adversos, la bolsa española subió esta semana el 1,71 % y sólo bajó en una sesión, el martes.

La próxima, en la que el IBEX partirá de 10.913,20 puntos, los inversores estarán pendientes del inicio de la temporada de publicación de resultados trimestrales (Banesto y Alcoa), así como de los datos del IPC en varios países europeos y de la reunión de los ministros de Economía del G-20.

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