'La utilización de los productos alimenticios como fuente de energía puede tener consecuencias graves sobre la demanda de alimentos si el crecimiento de la utilización de carburantes verdes continúa', advirtió el FMI en su informe semestral publicado el miércoles.
WASHINGTON (Thomson Financial) - El Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó el miércoles su preocupación por las consecuencias de una mayor utilización de cereales para fabricar carburantes 'verdes' sobre los precios de los productos alimenticios, sobre todo en los países pobres.
El FMI estimó que se necesita una mayor coordinación internacional sobre el tema para que las políticas que buscan un desarrollo rápido de los carburantes verdes tengan en cuenta este factor.
'La decisión de un país de promover los carburantes verdes al tiempo que protege a sus propios agricultores puede provocar un aumento de los precios a la importación de los productos alimenticios para otro país, muy probablemente más pobre, con consecuencias para el crecimiento y la inflación', advirtió la institución.
Según el Fondo, este impacto puede atenuarse si Estados Unidos y los países de la Unión Europea productores de carburantes verdes reducen sus tarifas sobre la importación de carburantes verdes provenientes de países emergentes como Brasil, 'donde su producción es más barata, más eficaz y menos dañina para el medio ambiente'.
El Fondo también se interrogó sobre las ventajas económicas para los países ricos de desarrollar la producción de biocarburantes para enfrentarse al aumento de las cotizaciones del petróleo, que superaron por primera vez el martes los 88 dólares el barril en Nueva York.
'En 2005, Estados Unidos superó a Brasil para convertirse en el primer productor de etanol, mientras que la Unión Europea es el primer productor mundial de biodiésel', indicó el informe.
'Sólo el etanol brasileño derivado de la caña de azúcar es menos caro de producir que la gasolina o el etanol elaborado a partir del maíz', subrayó el Fondo. Las consecuencias sobre el medio ambiente también deben tener en cuenta la tasa de utilización de las tierras agrícolas, apuntó.
Citando un estudio realizado en 2006 por la consultora LMC International, el FMI subrayó que una subida del 5% de la participación de biocarburantes en la producción total de carburantes de aquí al 2015 demandaría un aumento paralelo de 15% en la proporción de tierras cultivadas en el mundo.
Del lado de las ventajas, el FMI indicó que el desarrollo de los carburantes verdes podría asegurar importantes fuentes de ingreso y de empleo para países cuya economía es esencialmente agrícola. La polución que emana del uso de carburantes fósiles también se reduciría, sobre todo en los países donde el parque automovilístico es antiguo.
Para los países ricos como Estados Unidos o los de la Unión Europea, la producción de biocarburantes depende no obstante en gran cantidad del mantenimiento de ventajas fiscales otorgadas a los productos agrícolas que integran su composición, indicó el Fondo.
Si estas ventajas fueran eliminadas, su costo de producción aumentaría y los haría económicamente poco interesantes. El etanol sería desde entonces producido mayoritariamente en Brasil y en otros países de América Latina y el biodiésel sería producido en los países asiáticos, donde el costo de producción es menor.
El FMI consideró por ende que la mejor política sería instaurar el libre intercambio para el comercio mundial de los biocarburantes al tiempo que se impone un tributo a las emisiones de carbono a fin de maximizar sus beneficios sobre el medio ambiente.
tfn.europemadrid@thomson.com
AFP/rmr
COPYRIGHT
Copyright Thomson Financial News Limited 2007. All rights reserved.
The copying, republication or redistribution of Thomson Financial News Content, including by framing or similar means, is expressly prohibited without the prior written consent of Thomson Financial News.