
El mismo día en que conocíamos como finalmente el PIB de la economía norteamericana creció un 3,1% en la tercera revisión del Departamento de Comercio, nos pusimos en contacto con John Lonski, director del departamento de mercados de capital de Moody's para tomarle el pulso no sólo a la recuperación estadounidense sino al panorama internacional.
El dato de crecimiento, "ha estado en línea con las expectativas del mercado", dijo pero advirtió que "el gasto del consumidor es muy vulnerable a una posible deceleración en el caso de que el precio de la gasolina alcance los 4 dólares por galón". Bajo estas circunstancias, Lonski reconoció que, de momento, el crecimiento real del PIB durante 2010 quedó ligeramente por debajo de lo esperado, alrededor de un 2,9%, pero es suficiente para "comenzar a corregir el mercado laboral".
Sin embargo el director del departamento de mercados de capital de Moody's esbozó tres posibles causas que podrían desatar una corrección de entre un 10 y 20 por ciento en la renta variable e, incluso que la Reserva Federal tuviera que plantearse una nueva remesa de estímulos, es decir, una tercera entrega del archiconocido Quantitative Easing.
El principal líder que podría provocar este escenario sería "la inestabilidad en Oriente Medio", aseguró. "Una subida en los precios energéticos podría ser fatídica", añadió. En este sentido, destacó que si por cualquier causa el precio de la gasoline en EEUU superase los 3,66 dólares por galón y tocase los 4, los consumidores dejarían atrás cualquier tipo de optimismo mostrado hasta ahora.
¿Nuevos planes de estímulo de la Fed?
Esto podría desatar "una deceleración pronunciada de la actividad económica en EEUU antes de junio y forzar a la Fed a plantearse un QE3", afirmó.
De todas formas, Lonski sitúa los problemas de deuda soberana en Europa como la segunda causa que podría desestabilizar la economía mundial. Mientras reconoció que los últimos acontecimientos "no han desatado las mismas turbulencias que vimos con Grecia", el "miedo" a un contagio a España o Italia, continúa y eso podría provocar "reacciones similares" a las vividas durante el caso griego.
Además, también esbozó la posibilidad de que los países saneados de la eurozona, como Alemania, acaben por copiar la reacción del gobierno estadounidense con Lehman Brothers y obligue a algunos de los países periféricos a someterse a una restructuración de su deuda.
Por último, la tercera bala en la recámara viene de Japón. "La posibilidad de que la radiación se extienda a otros países vecinos en Asia podría provocar un parón económico en la zona", explicó.