El Banco Central Europeo (BCE) se reune hoy en Viena para decidir sobre los tipos de interés. El mercado y los analistas creen que la entidad mantendrá el precio del dinero en el 4%, en línea con la prudencia que ya ha mostrado ante las turbulencias financieras que están afectando a los mercados del crédito.
El BCE aún no es una institución de costumbres. Es tan joven, ya que sólo cuenta con nueve años de edad, que no le ha dado tiempo de forjar tradiciones de esas intocables e incuestionables. Pero sí tiene algunas normas que llevan camino de convertirse en ley.
Una de ellas consiste en celebrar cada año dos reuniones de política monetaria fuera de su cuartel general de Fráncfort. Hoy tendrá lugar la segunda de ellas, ya que los miembros del Consejo de Gobierno del BCE están citados en Viena, la ciudad de la Ópera.
Eso sí, por mucho que la capital austríaca ofrezca un ambiente propicio, parece complicado que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, vaya a dar el cante con una rebaja de los tipos de interés. Si es cierto, como sostienen los expertos, que la política monetaria debe sorprender para ser efectiva, de ese modo lo conseguiría. Sin embargo, todo apunta a que la institución no se apartará demasiado de la partitura que ya empleó en septiembre.
Hace un mes mantuvo el precio del dinero de la zona en el 4 por ciento, nivel en el que se encuentran desde junio, y parece que después de hoy permanecerán en esa cota.
El mensaje importa, y mucho
Pero no sólo de la decisión viven los bancos centrales. Los discursos también son importantes. Y mucho además. De hecho, y ante el convencimiento de que el BCE no tocará los tipos, los mercados estarán especialmente pendientes de que lo que diga hoy la institución por mediación de Jean-Claude Trichet. En concreto, seguirán con atención si la entidad continúa presentando una intención más cercana a subir los tipos que a bajarlos. Ésta fue la posición que mostró en la cita de septiembre. Y es posible que no modifique su postura. Así lo hará si reitera que la política monetaria sigue siendo "acomodativa" y, además, reconoce que la institución "analizará muy de cerca los datos" para garantizar la estabilidad de los precios.
A priori, los expertos no esperan demasiadas variaciones. "No creo que se produzcan grandes novedades en los mensajes que envíe Trichet. Es cierto que la economía se enfrenta a mayores riesgos, pero la verdad es que el BCE lo tiene muy complicado", reconoce José Luis Martínez Campuzano, estratega en España de Citi. En opinión de José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, la cuestión no es si el BCE variará su discurso o no, sino que es obligatorio que lo haga. "Han pasado muchas cosas desde septiembre que justificarían que el BCE cambiara el discurso", apunta.
Demasiados deberes
Trabajo, desde luego, no les falta a los consejeros de la entidad. Primero, por las complicaciones que se siguen encontrando las entidades para obtener financiación en los mercados. La evolución de los distintos tramos del euribor, que se establece en el mercado interbancario -al que acuden los bancos a obtener dinero-, así lo refleja. A finales de junio, el euribor a 12 meses estaba en el 4,55 por ciento, frente al 4,17 por ciento en el que se encontraba el euribor a 3 meses. Ahora, el primero se ha frenado hasta el 4,7 por ciento... ¡y el segundo se ha disparado hasta el 4,79 por ciento! Es decir, es más caro conseguir dinero a corto que a largo plazo, y este hecho amenaza con complicar aún más cosas a las entidades financieras.
Además, desde la reunión de septiembre el euro se ha revalorizado un 3,5 por ciento frente al dólar, hasta los 1,417 dólares, aunque ha llegado a cambiarse a 1,428 dólares. En este sentido, la posibilidad de que la Reserva Federal estadounidense recorte los intereses a finales de octubre puede impulsar aún más a la moneda europea.
Al mismo tiempo, la fortaleza del petróleo, que en las últimas semanas ha superado los 80 dólares por barril, puede alimentar los temores inflacionistas del BCE.