Stanley Karombo
Harare, 1 ago (EFECOM).- Los zimbabuenses tuvieron hoy un duro despertar ante la realidad de la hiperinflación, cuando el Gobierno introdujo el billete de 200.000 dólares locales -la más alta denominación del país- a fin de facilitar las transacciones financieras diarias, que requieren enormes cantidades de billetes.
El nuevo billete equivale a 13 dólares estadounidenses ó 9,5 euros al cambio oficial, pero sólo 1 dólar ó 0,73 centavos de euro en el mercado negro, que es el cambio que todos utilizan.
La introducción del nuevo billete, pocos meses después de que fuera puesto en circulación el de 100.000 dólares, es una clara indicación de que las autoridades de Harare han perdido el control de la economía.
Estadísticas divulgadas hoy por el Banco de la Reserva Zimbabuense (emisor) indican que la emisión de dinero se triplicó de 1.400 por ciento a finales de diciembre pasado a 4.212 por ciento en abril de este año, cuando el índice inflacionario era del 3.700 por ciento.
Las últimas cifras oficiales de la inflación divulgadas por la oficina zimbabuense de estadísticas fueron en mayo, cuando el índice fue establecido en poco más del 4.500 por ciento. Poco después, el Gobierno indicó que publicaría los indicativos inflacionarios una sola vez al año.
El banco central de Zimbabue informó asimismo que la deuda interna del país aumentó un 290 por ciento entre marzo y julio pasados, mientras que los préstamos oficiales a los bancos privados se incrementaron en un 40 por ciento durante el mismo período.
Los economistas señalan que estas cifras confirman que la inflación, estimada actualmente alrededor del 6.000 por ciento en el índice oficial, es impulsada por la creación de crédito fiscal por parte del banco central para financiar el gasto público.
Residentes de Borrowdale, uno de los barrios más pudientes de la capital zimbabuense, coincidieron en que la introducción de la nueva denominación monetaria es "una pérdida de tiempo, pues muy pronto el banco tendrá que imprimir un billete de mayor valor debido a la inflación galopante".
No obstante, algunos recibieron con beneplácito la medida, que reducirá la cantidad de billetes que deben llevar consigo para hacer la compra diaria.
Con una botella de jugo de naranja a 500.000 dólares locales y un kilo de carne hasta un millón, la gente tenía que llevar su dinero en las mismas bolsas con las que salía de compras.
La mayoría puntualizó que si bien con cinco billetes de 200.000 dólares se convierten en millonarios, la suma no les permite comprar, por ejemplo, más que un kilo de azúcar, si lo encuentran.
Un economista gubernamental aseveró que la política de control de precios impuesta desde finales de junio está dando resultados y citó al respecto el fortalecimiento del dólar zimbabuense en el mercado paralelo de 380.000 unidades ante la libra esterlina (divisa extranjera de referencia en Zimbabue) hace dos semanas a 200.000 el pasado domingo.
El Gobierno obligó a los industriales y comerciantes a reducir en un 50 por ciento el valor de sus productos, pero ello provocó el vaciamiento de los negocios por parte de oportunistas que ahora venden las mercaderías en el mercado negro.
No obstante, portavoces de bancos privados señalan que el dólar zimbabuense se ha apreciado solo porque la demanda de divisas extranjeras -que no se consiguen- se ha agotado.
"Nadie quiere importar combustibles, comestibles o cualquier otro tipo de mercaderías para venderlas a pérdida", dijo uno de los banqueros, que prefirió guardar el anonimato.
Zimbabue, que se encuentra en su octavo año de recesión, posee la economía de mayor crecimiento negativo del mundo para un país que no está en guerra, según el Banco Mundial, que anticipa un nivel de inflación del 100.000 por ciento para finales de 2007.
En público, los ministros del Gobierno afirman que el programa de control de precios funcionará y que las empresas se adaptarán.
"Las compañías no corren peligro (de bancarrota) es solo que sus márgenes de ganancia, que eran muy altos, son ahora menores", afirmó uno de ellos.
Pero en privado, los funcionarios admiten estar alarmados ante los recientes acontecimientos y han advertido a sus colegas a cargo de la economía de que el control de precios fracasará.
"Con gente racional al control (del país) uno podría esperar que el Gobierno entre en razones, pero el actual estado de cosas demuestra que son inexorables y empecinados". EFECOM
sk/jm/lgo
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