
En plena crisis, con un paro galopante y un número cada vez mayor desempleados de larga duración cuyos derechos a la cobertura de las indemnizaciones de desempleo caducan, se reabre el viejo debate del trato privilegiado que desde finales de los años 60 reciben los comisarios europeos cuando abandonan sus responsabilidades en Bruselas.
La cuestión se agrava desde el punto de vista de su legitimidad cuando la Comisión Europea milita entre los partidarios de limitar los paracaídas de oro y los blindajes de los grandes jefes del sector privado, en general, y de los banqueros, en particular.
El rotativo alemán Financial Times Deutschland destaca en su edición de este jueves que el liberal irlandés Charlie McCreevy, comisario europeo de Mercado Interior entre 2004 y 2009, recibe 11.000 euros mensuales de la Comisión Europea, además del sueldo que cobre por trabajar para la aerolínea de vuelos baratos Ryanair.
Infidelidades y playas nudistas
Por otra parte, la Comisión Europea estudia el caso del alemán Günter Verheugen, comisario de Ampliación de la UE a los países del Este entre 1999 y 2004, y vicepresidente del Ejecutivo comunitario comisario de Empresa e Industria entre 2004 y 2009. Verheugen se habría establecido como lobista sin pedir la autorización previa del comité de ética de Bruselas. Comité que vela para evitar conflictos de intereses de comisarios y ex comisarios.
Verheugen, durante su estancia en la Comisión Europea, se vio salpicado por un escándalo en el que presuntamente ascendió a jefe de su Gabinete a su amante, lo que además de crédito político le costó separarse de su mujer. Tuvo que recurrir a la justicia para evitar la publicación de unas fotos suyas con su nueva pareja en la vida personal y profesional en una playa nudista del norte de Europa. Su caso levantó menos polvareda que otro paralelo: cuando el antiguo hombre de confianza de George W. Bush, Paul Wolfowitz tuvo que abandonar la presidencia del Banco Mundial por otro presunto caso de nepotismo con una novia.
El caso Solbes
El caso español más cercano en el tiempo es Pedro Solbes, que con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al poder pasó de ser comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios a vicepresidente español y titular de la cartera de Economía y Hacienda.
Solbes cobró al mismo tiempo su sueldo como miembro del Gobierno español y la indemnización por haber dejado de ser eurócrata.
Cuando se le acabó esta indemnización dorada, al sueldo de vicepresidente le sumó la pensión de jubilación europea aunque en España siguiera en activo.
3 años de paro generoso
La Comisión Europea confirmó ayer que en la actualidad 16 ex comisarios reciben el generoso maná de la UE. La regla es que tienen derecho durante los 3 años posteriores a su salida de Bruselas a embolsarse mensualmente (según los años de servicio) entre el 40 y el 65% de su sueldo.
El salario base bruto actual de un comisario es de 20.278,23 euros. Esa indemnización la reciben aunque tengan otro trabajo. Pero si la suma de su ?europaro? y su sueldo supera el sueldo de un comisario, la prestación se les reduce hasta el nivel del sueldo de comisario. Y a partir de los 65 años, la euro pensión se suma a sus pensiones nacionales y otros ingresos.
El salario y las prestaciones por ser comisario europeo está regulado en una norma cuya versión se remonta a 1967, y que cuenta con el apoyo del Parlamento Europeo y de los Gobiernos de la UE, algunos de cuyos integrantes termina pasando por el Ejecutivo comunitario. La generosidad de las prestaciones se debe a la voluntad de prevenir que los comisarios salientes acepten trabajos que pongan en cuestión la independencia de sus decisiones durante su etapa en Bruselas, y provoquen conflictos de interés.