
Los ministros de Economía y Finanzas de los 27 países de la UE se han vuelto a mostrar favorables este martes a la imposición de algún tipo de impuesto o tasa sobre los bancos. Pero el debate de hacer pagar a la banca por la crisis global actual y las futuras, que comenzó hace más de un año, todavía está muy verde. De momento, Salgado ha comenzado a perfilar como se declinará en España esta medida comunitaria: la recaudación engrosará los presupuestos públicos y no los fondos de garantía de depósitos.
El único plazo hasta ahora disponible es la intención de la Comisión Europea de presentar una propuesta legislativa en primavera de 2011. Propuesta que luego debería ser negociada por los Veintisiete, y que luego precisaría de más tiempo para ser aplicada en cada país del club.
Nadie puede decir con precisión si entraría en vigor en 2013, 2014, o más tarde aún. En primer lugar porque si fuera una tasa sólo necesitaría de una mayoría cualificada de países para ser adoptada en la UE. Pero si se articula como un impuesto sería precisa la unanimidad, lo que puede bloquear la negociación indefinidamente.
Elena Salgado, la vicepresidenta económica española, detalló este miércoles la posición española y cómo se articularía la medida en nuestro país. Es probable que los Veintisiete negocien en Bruselas las grandes líneas, pero luego se otorguen margen para la aplicación en cada país.
Salgado considera que la base imponible de la tasa o impuesto bancario debería ser el pasivo, exceptuando el capital y los depósitos. Otros negociadores defienden en la UE que sean los activos ponderados por el riesgo. En ambos casos, Salgado aseguró que sería más difícil que los bancos repercutieran la tasa o impuestos sobre sus clientes, lo que encarecería los servicios financieros en un momento en el que todo lastre al crecimiento debe ser evitado.
El Gobierno español considera que la nueva figura impositiva no debe gravar el capital porque sería un sinsentido que a nivel internacional se estén negociando los acuerdos de Basilea III, mediante los que se exigirá a la banca disponer de más capital, y el resultado sea obligarles a pagar más impuestos por ello.
Opciones
Europa tiene sobre la mesa de negociación tres posibilidades con diversas variantes cada una. La más avanzada, sobre la que podría haber una propuesta legislativa concreta en primavera de 2011, es la creación de una tasa bancaria cuya recaudación se destinaría a gestionar ordenadamente futuras crisis bancarias.
La Comisión Europea y Alemania (que ya la acaba de poner en marcha), defienden que la recaudación de esta tasa alimente en cada país un fondo de resolución no para rescatar bancos en apuros, sino para liquidarlos de manera ordenada. Los fondos nacionales estarían armonizados y coordinados para actuar de manera conjunta si quiebra una entidad que opere en varios Estados. La idea es que cuando se produzca una nueva crisis, la factura no caiga sobre los hombros del contribuyente. Francia y Reino Unido defienden que la recaudación vaya directamente a sus presupuestos nacionales, lo que les ayudaría a paliar sus déficits y deudas públicas galopantes.
Según Salgado, la posición española es mixta por cuanto ya dispone de los Fondos de Garantía de Depósitos. De modo que si hubiera un acuerdo europeo para imponer una nueva tasa, en España se limitaría a complementar los fondos existentes, y su recaudación tendría una "posible utilización presupuestaria".
Mucho más verde está la opción de imponer un impuesto sobre las actividades financieras que, según un reciente informe de la Comisión Europea podría aplicarse sobre los beneficios, sobre las remuneraciones, sobre el exceso de riesgos asumidos, etcétera.
Otra opción también aún muy verde es la instauración de una especie de Tasa Tobin sobre las transacciones financieras que podría gravar las operaciones con acciones, bonos, derivados, divisas, etcétera. Limitarse a las acciones y bonos sería más sencillo, y la recaudación muy inferior. Abarcar los derivados sería más complejo técnicamente, y políticamente dependería en buena medida de Reino Unido: la inmensa mayoría de estas transacciones se realiza en Londres y Bruselas calcula que allí se produciría el 71% de la recaudación del conjunto del Viejo continente. Esta tasa también plantea dudas sobre si es legal dentro del derecho comunitario y de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Si en la UE ya existe un consenso, aunque no total, que ha ido creciendo a lo largo de los últimos 6 meses sobre la primera opción, las opiniones sobre las otras dos son aún muy divergentes.
Recaudación y tipos impositivos
España podría recaudar entre 490 y 1.905 millones de euros al año si impusiera un nuevo impuesto sobre cajas y bancos, según un informe de la Comisión Europea. La horquilla entre ambos montantes se debe a que la recaudación variaría en función de si la base imponible elegida son los riesgos asumidos por las entidades, o si el nuevo impuesto se aplica sobre los beneficios y las remuneraciones. El tipo impositivo sería del 5% y el cálculo está realizado con datos del año 2008.
Si, en el lugar de la banca, en el punto de mira estuvieran las transacciones financieras con bonos y acciones en la bolsa española, a los que se aplicaría un tipo impositivo del 0,1%, la recaudación sería de unos 4.566 millones de euros: 1.311 millones provenientes del mercado de acciones y 3.255, del de bonos.
Salgado, no obstante, considera que España sería uno de los países de la UE que menos recaudaría gracias a la nueva tasa porque se descontaría lo que ya se recauda para alimentar los Fondos de Garantía de Depósitos; y porque los bancos españoles no son los que más utilizan otros tipos de pasivos que no sean los depósitos, que son los que ya están gravados por los fondos existentes.
Peligros a evitar
Los ministros de Economía y Finanzas de los 27 han vuelto a invitar a la Comisión Europea a continuar con sus trabajos técnicos y preparatorios para alimentar los debates tanto en el seno de la UE como en el del G-20: los países más ricos del planeta y las economías emergentes más prometedoras.
Bruselas debe identificar cómo evitar la deslocalización de operaciones y entidades financieras (como le ocurrió a Suecia cuando hace una década aplicó de manera unilateral y fugaz una especie de tasa Tobin sobre las transacciones financieras). También debe prevenir que los bancos transmitan la factura fiscal a sus clientes. Y que una aplicación desigual haga que los bancos de los países más laxos compitan con ventaja frente a sus rivales en países más rigurosos.
Destinos
La recaudación de estos impuestos tiene muchos pretendientes. Por un lado están los citados fondos de resolución de crisis bancaria como defienden Bruseals y Berlín; y los presupuestos nacionales, como reclaman París, Londres y Madrid. La Comisión Europea también baraja que la tasa sobre transacciones financieras sea una fuente de ingresos para el presupuesto de la UE.
La ayuda a los países del tercer mundo ya sea para su desarrollo, ya sea para luchar contra el cambio climático, son otras opciones.
Nada de aplicar el IVA a la banca
Lo que parece fuera del debate actual en Bruselas es acabar con la exención del impuesto sobre el valor añadido (IVA) que se aplica al sector financiero. La prioridad es ahora aumentar la recaudación para reducir el déficit y la deuda pública.
La aplicación del IVA facilitaría que la banca pudiera deducir el impuesto pagado sobre el consumo, y según los cálculos existentes el efecto sería positivo para el sector pero negativo para las arcas públicas.