
El anterior ministro del Tesoro británico admite que la denominada supertasa impuesta a los bonus para intentar reconducir los excesos en la City fue un fracaso. Y no porque la idea resultase errónea, sino porque los "imaginativos" ejecutivos de la banca, según los describe Alistair Darling, encontraron fórmulas para evitarla.
De hecho, fue tan sencillo como retrasar la entrega de las retribuciones extraordinarias, como acaba de probar esta misma semana Credit Suisse.
El objetivo de la medida no era recaudatorio. La carga del 50% que las entidades, en lugar de los individuos, tenían que entregar por las pagas discrecionales superiores a las 25.000 libras aspiraba a cambiar una conducta a la que se imputó parcialmente el origen de la crisis financiera. Sin embargo, el resultado final probó el efecto contrario.
Una vida breve
Los 600 millones de euros que el Gobierno calculaba recabar a partir del impuesto se multiplicaron por seis, como consecuencia de la reticencia del sector a rebajar los premios a sus directivos estrella. Y los que no abonaron durante el período en que la medida estuvo en vigencia supieron cómo articular posteriormente. No en vano, el plazo concluía el 5 de abril, tras su entrada en vigor en enero.
Desde el principio, Darling había declarado que era improbable que la supertasa continuase más allá del pasado año fiscal. Y ahora asume que la coalición que tomó el poder tras las pasadas elecciones no la repetirá.
Aún así, advierte al sector de que, independientemente de que las acciones no se acometan directamente sobre los bonus, se enfrenta a medidas profundamente impopulares, en caso de que siga sin mostrar "sensibilidad" ante presión que genera esta cuestión. Sobre todo, por parte de los liberal-demócratas, los más duros, antes de entrar a formar parte del Gobierno, a la hora de condenar los excesos retributivos, en un contexto de recortes y débil recuperación.
Más signos de caída
No en vano, los signos siguen preocupando. El precio de la vivienda cayó en agosto por segundo mes consecutivo, la primera vez que ocurre desde febrero de 2009. Así lo reveló Nationwide, que informó de un 0,9%, superior, incluso, a cómo habían caído ya en junio.
Y como agravante, la construcción sumó tres meses seguidos de declive, agitando así los temores acerca de su incidencia en el crecimiento del tercer trimestre, tras ver cómo había tirado del crecimiento en el segundo que registró un aumento del 1,2% después de la primera revisión.