El Gobierno francés ha remitido una batería de cartas a la Comisión Europea en las que le reclama que presente propuestas legislativas para encorsetar la especulación a través de derivados en los mercados de materias primas: petróleo, gas, metales, productos agrícolas y cuotas de emisión de CO2.
París lamenta en sus cartas la volatilidad que han sufrido recientemente los precios de las materias primas. Y recuerda que la regulación eficaz de los mercados financieros será una de las prioridades de Francia cuando a partir de noviembre ocupe la presidencia del G-20: el grupo de los países más ricos del planeta y las economías emergentes más prometedoras.
Además subraya que la regulación europea sobre derivados de materias primas es insuficiente para cubrir todas estas operaciones y que, por ejemplo, las disposiciones sobre la manipulación de mercados no permitirían sancionar las manipulaciones cruzadas entre mercados físicos y mercados derivados. Así, Francia juzga indispensable medidas como limitar las posiciones.
También pide más transparencia y una mejor supervisión de estos mercados a través de una mejor cooperación entre los reguladores sectoriales.
Coto a la especulación
Las cartas las firman Christine Lagarde, ministra gala de Economía; Jean-Louis Borloo, ministro de Medio Ambiente y Bruno Le Maire, titular de la cartera de Agricultura y Pesca, y van dirigidas al rumano Dacian Ciolos, comisario europeo de Agricultura; al alemán Günther Oettinger, comisario europeo de Energía; y al francés Michel Barnier, comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros.
Si cumple sus promesas, la Comisión Europea debería presentar en breve propuestas legislativas para regular los derivados y las ventas a descubierto, para evitar la especulación desatada durante la primera mitad de este año ante la posibilidad de que Estados como Grecia, España o Irlanda quebraran y su deuda pública se convirtiera en activos basura.
Ahora está por ver si estas propuestas en el disparadero servirán para regular los mercados de materias primas como pide París, además de para atar en corto las operaciones sobre deuda pública.
La reforma de derivados puede quedar en nada
