
Las deudas acucian a muchas ciudades estadounidenses, que ante la necesidad de obtener liquidez desesperadamente han visto en la privatización de servicios públicos una buena solución. Pero el remedio puede ser peor que la enfermedad: renunciar a una fuente de ingresos constante podría traerles problemas mayores.
La lista de regiones que han sacado a pasear los carteles de Se vende es larga. California es uno de los ejemplos más claros. Tras intentar reconducir sus maltrechas cuentas recortando sueldos de funcionarios o intentando legalizar la producción de marihuana, trata de captar nuevos ingresos con la venta de de varios edificios de oficinas.
Por su parte, Pittsburgh busca comprador para la empresa de suministro de agua. Chicago ofrece sus parquímetros al mejor postor, y Louisiana y Georgia han decidido desprenderse de sus aeropuertos. Dallas, que ya ha conseguido colocar su zoo, quiere traspasar otras de sus propiedades.
Pan para hoy...
En conjunto, según los datos de RBS recogidos por el diario estadounidense Wall Street Journal, actualmente hay unas 35 operaciones en la pista de salida, en las que se están negociando activos por valor de 45.000 millones de dólares. Otros analistas consultados por el diario elevan la cifra a un centenar de operaciones.
Las autoridades municipales afirman que el dinero que obtienen con las ventas les ayuda a cumplir con sus compromisos financieros a la vez que evitan otras medidas más impopulares como la subida de impuestos. Además, consideran que les permite mejorar su eficiencia y crear valor a largo plazo.
"La ciudad de Los Ángeles no debería estar en el negocio de los parkings", afirmaba recientemente el asesor senior del alcalde la ciudad californiana, Mike Mullen, quien fue contratado expresamente para estudiar las privatizaciones que podría llevar a cabo LA. "Este tipo de acuerdos son necesarios para equilibrar los presupuestos en el acutal entorno", señalaba un informe elaborado por los analistas del gobierno de California.
... hambre para mañana
Sin embargo, los detractores de esta fórmula aseguran que las consecuencias pueden ser nefastas para las arcas locales. Teniendo en cuanta las actuales condiciones del mercado, así como la urgencia con la que los ayuntamientos precisan hacer caja, no es descabellado pensar que en muchas ocasiones acaben malvendiendo los activos.
Además, con la privatización los ayuntamientos renuncian a suculentos ingresos. Sin ir más lejos, Los Ángeles factura una media de 20.000 millones de dólares anuales gracias a los citados párkings de los que se quiere deshacer. "Estas transacciones son parte de una amplia reestructuración de nuestra economía que acarrea grandes riesgos", explica Michael Likosky, profesor de la Universidad de Nueva York.
Por otra parte, reconocen que muchas ciudades no han sido capaces de rentabilizar la explotación de estos servicios, pero tienen un compromiso con la calidad que es más que dudoso que se mantenga una vez estén en manos privadas. Y nada garantiza tampoco que no se encarezcan las tarifas.