Economía

La deuda de EEUU ofrece un paracaídas contra el miedo

Imagen: Getty

El año 2010 no era el de la deuda pública. No lo era. Pero lo está siendo. Primero, por las turbulencias generadas en torno a los bonos de varios países europeos, como Grecia, Portugal y España. Y segundo, porque una vez calmados -que no finalizados- esos problemas, el enfriamiento de la recuperación económica mundial la ha devuelto a la primera línea de la actualidad.

Sobre todo, después de que la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, comunicara el pasado martes que va a volver a comprar deuda pública en el mercado, un anuncio que desencadenó una oleada masiva de compras. Y como el rendimiento se mueve de forma inversa al precio, esa reacción ha situado las rentabilidades en los niveles más bajos de la historia reciente.

Aunque este retroceso ha sido global, puesto que los inversores han protagonizado un auténtico éxodo hacia la seguridad que ofrece la deuda pública en estos inciertos momentos, la atención se ha centrado en Estados Unidos. Y no es para menos. Al fin y al cabo, su banco central será un protagonista clave en el mercado durante los próximos meses, de ahí que los inversores, conscientes de que la mano de la Fed moverá los hilos de los bonos, hayan tratado de sacar partido de la jugada.

Cómo 'aprovecharse' de Bernanke

Es lógico que haya sido así. Si le dijeran que mañana miles de inversores comprarán acciones de una compañía X, ¿no intentaría comprar antes que ellos para luego beneficiarse de esa subida? Pues eso es lo que han hecho los inversores, que se han lanzado a adquirir bonos para conseguir luego el mayor beneficio posible cuando la Reserva Federal barra el mercado.

Esta respuesta ha causado el consiguiente descenso de los rendimientos, que bajan cuando el precio de los títulos sube. En el caso de los bonos a dos años ha llegado hasta el 0,5%, el nivel más reducido de la historia, mientras que la rentabilidad de los títulos a una década se ha moderado hasta el 2,7%, mínimo desde abril de 2009.

Este entorno ha vuelto a ofrecer una oportunidad perfecta a los fondos de inversión que centran su punto de mira en la deuda estadounidense, que ya vienen mostrando una evolución espectacular en 2010 y que sobresalen en el incierto entorno actual como alternativas de inversión atractivas. Mientras que los fondtesoros (fondos que invierten el cien por cien de su patrimonio en deuda española) luchan por reencontrarse con las ganancias, los productos que invierten en deuda de EEUU registran rentabilidades que alcanzan el 20%. Y eso sólo en lo que va de año.

Invitación a la especulación

En ello no sólo influye la subida del precio y la consiguiente caída de la rentabilidad de la deuda pública. También se nota la apreciación del dólar. Con tanta ganancia, algún inversor podría pensar que estos productos han tocado techo. Y lo hubieran hecho si no fuera gracias a Ben Bernanke.

La decisión de la Fed de comprar deuda pública supone que las rentabilidades seguirán cayendo por lo que la deuda que los fondos tengan en cartera valdrá más. Por el momento, la institución monetaria ha precisado que comenzará las operaciones destinando 18.000 millones de dólares a adquirir bonos hasta mediados de septiembre. El montante para la segunda batida se anunciará el 13 de septiembre.

El hecho de que la Reserva Federal vaya anunciando mensualmente la cantidad que va a dirigir a la compra de deuda supone una variación con respecto al programa de adquisiciones ejecutado en 2009, dotado desde un principio con 300.000 millones de dólares. Además, esta inconcreción conduce a otra reflexión que también puede estimular las compras de bonos, consistente en que el banco central norteamericano podría redoblar sus esfuerzos en el futuro. "Este movimiento invitará a especular con la adopción de más medidas en el futuro si la recuperación titubea y los riesgos deflacionistas crecen", aseguran desde Citi.

El remate del dólar

Además del efecto favorable que tendrá para los fondos toda la munición que use la Fed para comprar deuda, estos productos cuentan con una segunda vía para nutrir su rentabilidad: la apreciación del dólar. Desde que Bernanke anunció las medidas el martes, el billete verde se ha apreciado un 3,16%, hasta los 1,27 dólares por euro. Y aún tiene margen para subir más. Según el consenso de mercado recogido por la agencia financiera Bloomberg, el dólar terminará el ejercicio en los 1,23 dólares. En este sentido, cuanto más se aprecie el dólar contra el euro mayor será la rentabilidad que coseche un inversor europeo cuando repatríe el dinero.

Ante esta situación el inversor tiene tres opciones: la citada de contratar un fondo de deuda pública que invierta en dólares (ver apoyo), adquirir un ETF (fondo cotizado) que replique el comportamiento de los bonos estadounideses -en el mercado hay productos como Ishares Barclays Cap Tresaury Bond 7-10 o Amundi ETF US Tresaury, con rentabilidades de dos dígitos en 2010-. Y, para los que sólo quieran jugar la carta del dólar, siempre tienen la posibilidad de comprar ETF que repliquen su comportamiento al cruce de una divisa con otra poniéndose largos de una, que en este caso sería el dólar, y cortos de otra, que podría ser el euro o el yen. ETF Securities tiene varios productos de este tipo.

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