Economía

Petrodólares con gol: ¿capricho o negocio?

Abdullah Bin Nasser Al-Thani, sobrino del emir de Qatar, es desde hace unos días propietario del Málaga Club de Fútbol. 36 millones de euros y el encanto de tener en el palco a un jeque con la chequera llena de petrodólares han convertido a la entidad malagueña en una sucursal de la nueva moda: que los clubes de fútbol sean comprados por las grandes fortunas de los emiratos árabes.

El de Nasser Al-Thani no es el primer caso, y todo apunta a que tampoco será el último. En Sevilla y Granada han circulado en los últimos meses noticias sobre el presunto interés de dos jeques por hacerse con las riendas del Bentis y el Granada, y otros históricos como el Cádiz y el Mallorca tampoco se libran de los rumores que apuntan a un nuevo dueño procedente del Golfo Pérsico.

Mirando al fútbol más modesto, también nos encontramos con casos similares. En Alcalá de Henares, la RSD Alcalá (equipo de Segunda B) también da por hecho la llegada de Sayyid Khalid Bin Hamad Al-Busaidi, presidente de la Federación de Fútbol de Omán, que podría ser el artífice de la conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) con un posible aporte de 660.754 euros en acciones.

En cuanto a la motivación de estos jeques, el fútbol supone una puerta de entrada a los mercados locales para desarrollar negocios paralelos, una tarjeta de presentación con la que catapultar la imagen de sus compañías.

Muchos precedentes en el fútbol inglés

A nivel mundial, el caso más sonado es el de Mansour Bin Zayed Al Nahyan, propietario de la mayor empresa de Abu Dhabi, que en 2008 compró por más de 300 millones el Manchester City inglés, y puso como presidente a su socio, el también jeque Sulaiman Al-Fahim.

Desde su llegada al fútbol, su empresa, Abu Dhabi United Group, ha logrado desarrollar nuevas líneas de negocio, entre ellas un importante contrato de 800 millones para producir películas en Hollywood.

El propio Al-Fahim también adquirió otro club inglés, el Portsmouth, hoy descendido, afectado por sus deudas económicas, que ha tenido en el último año cuatro presidentes, dos de ellos jeques árabes (Al-Fahim y Ali Al-Faraj). Este último impulsó entonces a la multinacional Sabic, en la que tiene una división de productos químicos, a anunciar un plan de expansión con la que aumentará sus inversiones hasta los 20.000 millones de dólares en diez años.

La idea de Al-Thani en el Málaga es "hacer un club grande en tres o cuatro años", aunque los precedentes juegan en su contra. El más longevo es el de Mohamed Al-Fayed, que compró el Fulham en 1997, y el club sigue siendo el mismo conjunto de mitad de tabla, sin lograr un éxito deportivo reseñable.

Hasta hace no mucho, estos jeques gastaban sus petrodólares en fichar a estrellas mundiales entradas en años para sus equipos locales: Hierro, Guardiola, Batistuta, Desailly, los De Boer o Romario jugaron en algún conjunto emiratounidense. Hoy, el capricho consiste directamente en comprar los clubes donde juegan.

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