Economía

La huelga "salvaje" del Metro sume a Madrid en el caos

Madrid, 29 jun (EFE).- Madrid ha vivido hoy una jornada de tranquilidad en su subsuelo, con andenes y vestíbulos de Metro vacíos, y de enfado y nervios de miles de madrileños que no han conseguido llegar a tiempo a sus destinos por la huelga "salvaje" de los empleados del suburbano, que ha sumido a la capital en el caos.

"No se presta servicio. Abandonen la estación" era el soniquete que desde las seis de la mañana despertaba en los andenes a los primeros usuarios del Metro, la mayoría de ellos advertidos pero esperanzados en que los trabajadores no cumplieran su amenaza de incumplir los servicios mínimos decretados por el Gobierno de Esperanza Aguirre.

A partir de ese momento, las calles de Madrid se fueron llenando de impacientes ciudadanos que trataban de buscar un modo de llegar a la cita médica, a la guardería, al aeropuerto, a la Renfe y, sobre todo, a trabajar.

Para algunos, sin embargo, era la ocasión perfecta para llegar tarde "al curro" sin que ello tuviera demasiadas consecuencias.

Y es que en las paradas de autobuses, de taxis y en los andenes de Cercanías los madrileños se agolpaban, y sus respectivos trabajadores se afanaban en trasladar, en cada viaje, al mayor número de ciudadanos que, aunque molestos, respetaban las formas.

"Siempre vamos completitos, pero hoy vamos enlatados", decía un conductor de la EMT, que ante el intento de algunos usuarios por picar el billete sólo alcanzaba a decir "hoy, barra libre".

Muchos han sido los que han optado "por hacer piernas" mientras maldecían a los trabajadores de Metro y deseaban "que no consigan lo que piden".

"Esto es una vergüenza, una cosa es hacer huelga como ayer (sí hubo servicios mínimos) y otra lo de hoy, que no te permite ir a ningún lado. Llevo dando vueltas más de una hora y aún no sé cómo ni cuándo llegaré al trabajo", decía una joven que, como muchos otros, han visto en los trenes de Cercanías "la salvación".

Hacia el mediodía, los trabajadores del Metro, conocedores de lo que estaba ocurriendo en la superficie de la ciudad y de la repercusión que estaba teniendo su paro, anunciaban a los madrileños que mañana la historia se repetirá: nueva jornada de huelga "salvaje", es decir, sin servicios mínimos.

Un hilo de esperanza asomó a primera hora de la tarde cuando una veintena de "antidisturbios" y vigilantes de seguridad del suburbano llegaron a la estación de Nuevos Ministerios y se desplegaron por vestíbulos y andenes de la Línea 8, la que enlaza el corazón financiero de la capital con el aeropuerto de Barajas.

La reanudación del servicio en esta Línea corrió por Madrid como la pólvora pero faltaba lo imprescindible para que los trenes se pusieran en marcha: los conductores.

Ninguno de ellos dio un paso al frente y los convoyes se quedaron en vía muerta.

El intento por reabrir la Línea 8 había fracasado y sólo un tren de mantenimiento, con seis vigilantes de seguridad a bordo, arrancó a las 17.22 horas para comprobar que la red de Metro está "en perfecto orden" para cuando se acabe el conflicto.

Desde media tarde, este martes negro contrasta con la marea roja que inunda las calles de la capital con la esperanza de que, por lo menos, España gane a Portugal y siga viva en el Mundial de Sudáfrica.

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