
"Si estás buscando el cielo en la tierra ve a Dubrovnik". Para el escritor George Bernard Shaw, la joya del Adriático era un paraíso. Los bombardeos de la guerra yugoslava hicieron de ella un infierno, pero la ciudad ha recuperado su encanto. El Mediterráneo tal como era, reza el lema turístico croata.
Atrás quedó, pues, el llamado polvorín de los Balcanes. La economía croata crece al 4 por ciento anual desde 2003, con un PIB de 37.412 millones de euros, y el Gobierno ha logrado reducir en más del 50 por ciento el déficit presupuestario. "Su grado de convergencia con Europa es avanzado y se han aprobado medidas importantes para sanear las finanzas públicas", explica Coface.
Independiente desde 1991, Croacia sufrió varios conflictos bélicos en los 90, pero ha remontado el vuelo con fuerza: mantiene la inflación en niveles aceptables (cerrará 2007 en el 2,7 por ciento), y presenta un desarrollo más vigoroso que sus vecinos. Lo malo es que el desempleo sigue en torno al 12 por ciento.
"Croacia garantiza que las empresas puedan operar en un clima de negocios acorde con los estándares comunitarios pero en un entorno más rentable", apuntan desde la Agencia de Promoción de In- versiones croata. El Ejecutivo ha realizado una fuerte apuesta por la educación, lo que garantiza una mano de obra eficiente, motivada, innovadora y políglota que puede ser la base idónea para compañías de alta tecnología, entre otras áreas.
Otro factor de interés para los extranjeros tiene que ver con la geografía: a medio camino entre el Viejo Continente y Asia, Croacia está en la ruta más corta que une Europa del Este con Oriente Medio. Y, además, cuenta con unas infraestructuras modernas y de calidad.
Pero, evidentemente, no todo son ventajas. La magnitud de la deuda externa es considerable (85 por ciento del PIB) y persisten riesgos vinculados a su falta de competitividad, aunque, eso sí, las negociaciones de adhesión a la UE van por buen camino: arrancaron en 2005 y podrían culminar en dos años.
A la hora de invertir, conviene hacerlo en los sectores como las tecnologías de la información y la comunicación. Siemens y Ericsson, por ejemplo, instalaron allí varios centros de software que están ofreciendo una productividad elevada. La industria farmacéutica también resulta interesante, gracias al know-how croata en el sector, y la industria puede brindar oportunidades en la construcción de barcos, la maquinaria o la producción energética. Pero el segmento con mayor potencial es, sin duda, el turismo.
Siguiendo el primer verso del himno nacional, los croatas llaman a su patria "Nuestra bella". Los turistas parecen compartir esa idea, y en 2004 el país recibió a 9,4 millones de visitantes extranjeros. Está prevista la construcción de varios puertos deportivos para pro- mocionar el turismo náutico, aunque las compañías extranjeras también deberían aprovechar la privatización de los grupos hoteleros que siguen en manos del Estado. Croacia está de moda, y el turismo puede ser una gran fuente de riqueza.