
Incluso aunque se recorten los gastos y se suban algunos impuestos, la zona euro no logrará crecer a un ritmo suficiente como para restaurar sus finanzas si no realiza unos cambios básicos en sus políticas económicas. La OCDE señala que a medio plazo la economía de la región va a estar a la cola del mundo, con un crecimiento medio del 1,2% este año y del 1,8% en 2011, por el 3,2% que se estima en EEUU para ambos ejercicios, o el 3% y 2% que se espera de Japón.
Y estas estimaciones pueden ser incluso demasiado optimistas, explica el economista Irwin Stelzer en una columna de Wall Street Journal, puesto que las ventas al por menor en la eurozona siguen cayendo, por quinto mes consecutivo.
Stelzer da la razón a Robert Zoellick, consejero delegado del Banco Mundial, que afirma que "para crecer a una tasa que contribuya a reducir el déficit y crear empleo, la UE debería considerar aligerar la legislación que pone trabas al desarrollo de nuevos negocios incrementando la competencia y estableciendo políticas fiscales que incentiven la inversión privada y el trabajo".
Según Zoellick, es precisamente la adopción de este tipo de medidas la que ha permitido a los países emergentes crecer más del doble que los países occidentales.
Batería de medidas para un futuro mejor
El economista asegura en su columna que "sólo una exquisita combinación de políticas puestas en marcha a tiempo puede evitar el pánico financiero". Así, apuesta primero por una buena dosis de austeridad ahora, para lanzar las señales correctas al mercado de bonos. Después, lo combinaría con un plan cuidadosamente elaborado para reducir a largo plazo la escala del gasto público.
También señala la importancia de que el BCE ofrezca "facilidades cuantitativas". Es decir, que continúe adquiriendo deuda tanto de Grecia como de otros países, y que le de a la máquina de emitir moneda.
Además, harían falta reformas estructurales serias que "favorezcan el empleo en las pequeñas y medianas empresas, fomenten la contratación abaratando el despido, estabilicen el sistema financiero y reduzcan la carga de las pensiones públicas", sentencia Stelzer, que asegura que a España se le ha rebajado la calificación porque las medidas de austeridad reducen "materialmente" sus perspectivas de crecimiento.