La tempestad en forma de deuda pública y déficit que azota las economías europeas hace temer un colapso continental. Ante tal escenario, la Unión Europea (UE), con Francia, Alemania e Italia a la cabeza, desplegaron toda su caballería para contener -al menos de momento- una posible crisis.
La ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, rompe una lanza a favor de la unidad y la fortaleza de Europa y de la creación del paraguas de 750.000 millones de euros para respalda a las economías de la eurozona.
¿El plan de rescate europeo es un balón de oxígeno a corto plazo o un momento histórico?
Es un momento histórico, eso está sumamente claro. No es un mero dispositivo tramado para las exigencias urgentes. Hemos querido construir un sistema a largo plazo. En el fondo, ha habido una toma de conciencia de que todos vamos en el mismo barco. Existe la determinación de construir un edificio nuevo y reinventar el modelo europeo. Debemos encontrar las normas que evitarán crisis como ésta en el futuro. Cuando se ponen 500.000 millones sobre la mesa, significa que todo el mundo está de acuerdo y que habrá medidas de ajuste.
¿Se va a superar la crisis de la moneda única?
Sí, eso espero sinceramente, aunque no se va a lograr en un día. Los trabajos que comenzarán enseguida con el presidente del Consejo de la Unión Europea, Herman van Rompuy, serán verdaderamente determinantes. Sin duda, tendrán que converger más nuestros modelos económicos y reducir las diferencias de competitividad. La zona euro funciona desde hace demasiado tiempo como un club; había que respetar ciertos criterios para entrar pero las reglas no bastaban. Hará falta acelerar los mecanismos de regulación, reforzar el Pacto de Estabilidad.
¿Alemania está dispuesta a que la eurozona aumente su integridad política y económica?
Creo que está dispuesta, con determinadas condiciones. Alemania ha aceptado evolucionar su posición tradicional de privilegio de los préstamos bilaterales como se ha visto en Grecia para defender con nosotros la creación de un fondo europeo de estabilización, de dimensión colectiva. Es un elemento fundamental.
¿Suena a federalismo?
Las modalidades técnicas y jurídicas se propondrán enseguida al Consejo por la Comisión. El fondo intervendrá a petición de un estado y después de consultar al comité económico y financiero del Consejo Europeo y el Banco Central Europeo. Las condiciones -precio, duración, periodicidad de los controles- serán similares a las de los programas del FMI. El objetivo, sin embargo, será no tener que utilizarlo.¿Por qué acudir al FMI?
¿Europa no podía sola?
Es sumamente útil tener al FMI de nuestro lado. Para empezar, en la concepción de los programas de apoyo y ajuste. Compartir sus análisis ha sido muy valioso en el caso de Letonia, Hungría y, por supuesto, Grecia. El FMI es el que está mejor equipado para supervisar los programas de seguimiento de los planes de ajuste, mientras que no es el cometido de la Comisión. En último término, los estados europeos poseen cuotas de financiación en el FMI. ¿Por qué no utilizarlas?
¿Continúa el problema de los déficits estatales?
Todos los estados miembros deben restaurar el equilibro de sus finanzas públicas mediante reformas e inversión en estrategias de futuro, con vistas a recuperar unos niveles de crecimiento estructural consecuentes. Francia mantendrá su compromiso de llevar el déficit público al 6% del PIB en 2011 y el 3% en 2013.
Grecia ha obtenido ayudas a cambio de ajustes muy duros. ¿No se verá dañada a día de hoy?
En circunstancias equivalentes, habrá que imponer exigencias similares a cualquier otro país. La condicionalidad de las ayudas será muy estricta. No obstante, Grecia es un caso aparte porque es la única que ha maquillado sus cuentas.
¿Cuál va a ser la contribución de Francia?
Todos los países van a comprometerse sobre la base de su cuota (el 20% aproximadamente en el caso de Francia) en el capital del Banco Central Europeo, lo que representa unos 90.000 millones de euros para Francia. Una vez que el Consejo haya aprobado las modalidades del fondo de estabilización, el principio y el nivel de esa garantía deberán someterse a la aprobación del parlamento en el marco de una ley de finanzas.
¿Qué va a hacer contra los especuladores?
Empezamos a trabajar sobre ese tema hace 18 meses, aunque los procedimientos llevan su tiempo, ya se trate de la normativa de las agencias de calificación o los mercados de productos derivados. A título personal, creo que hay que lanzarse sobre las operaciones de alta frecuencia -transacciones desencadenadas por ordenador-, como le pedí al comisario Barnier el mes pasado.
Los derivados archisofisticados no estandarizados deben controlarse, registrarse, saber cómo funcionan, conocer los riesgos que pueden generar. Barnier quiere actuar en ese sentido. En cuanto a la especulación, he pedido a Jean-Pierre Jouyet, presidente de la autoridad de los mercados financieros , que investigue los rumores del mercado. Me alegro de que los organismos reguladores europeos hayan decidido lanzar investigaciones coordenadas en concierto con sus homólogos americanos.
¿Europa ha estado cerca de una catástrofe?
En mayo, cuando se firmó el plan de rescate, todos los responsables públicos temíamos un desastre si no llegábamos rápidamente a un acuerdo. Todos los índices bolsistas se hundían, había una subida masiva de los impuestos obligacionistas para muchos países, el mercado interbancario estaba en tensión? Reaparecían los síntomas que precedieron a la crisis de otoño de 2008, antes de la quiebra de Lehman Brothers.