
Los promotores imputados en la operación Malaya buscan mil fórmulas para conseguir dinero, ya que sus líneas de financiación se han visto endurecidas a raíz de verse envueltos en este caso. Una de las soluciones por las que han apostado estas compañías es la venta de parte o de todos sus activos, principalmente suelos, informaron fuentes del sector a elEconomista.
Este es el caso de Rafael Gómez, propietario de la inmobiliaria Arenal 2000, el de Jesús Ruiz Casado, dueño de la promotora Aifos o Emilio Rodríguez Bugallo, que dirige Construcciones Salamanca, entre otros.
Los bancos les han exigido mayores garantías para los préstamos que tenían concedidos. En algunos casos, las entidades han cortado el grifo para financiar proyectos. Este panorama ha llevado a las promotoras a sufrir una falta de liquidez que les ha obligado a vender activos para mantener la caja.
'Sandokán' deja el negocio
El caso de mayor envergadura es el de Rafael Gómez, conocido como Sandokán. Este empresario cordobés ha puesto a la venta todo su negocio inmobiliario, con el fin de cerrar la puerta al ladrillo.
Según fuentes del sector, el dueño de Arenal 2000 ha vendido su compañía en diferentes paquetes de activos. Primero, el grupo Pinar le compró terrenos. El segundo en dar el paso fue CajaSur, al adquirir el 30 por ciento de Arenal Sur 21, sociedad también de Sandokán, por un importe cercano a 120 millones de euros. La caja de ahorros ya tenía el 70 por ciento de esta inmobiliaria y con esta operación asumía todo el control.
La tercera operación la protagonizó Tremón, la sociedad que le compró a Rafael Gómez más de 30 activos por unos 340 millones de euros. El empresario cordobés continúa con su negocio de importaciones del Lejano Oriente, llamado Retier, en el que vende productos del hogar procedentes de China, informaron fuentes del sector.
A punto de abandonar
Construcciones Salamanca también se ha visto afectada, de manera que está a punto de salir de la liga. Una de sus promociones estrella, El Embrujo, está en fase de revisión de licencias y sus oficinas centrales, en Puerto Banús (Marbella) están cerradas.
Aifos tampoco se ha escapado de esta situación, al verse obligada a vender algunos activos, aunque se trate principalmente de solares distribuidos por todo el territorio nacional.
El impacto del caso Malaya de Avila Rojas, que opera a través de varias sociedades, se ha dejado ver, pues el ritmo de construcción de viviendas ha registrado una caída desde hace meses.