
El consejo de ministros ha aprobado hoy finalmente un decreto-ley que contiene un catálogo de medidas -veinticuatro, finalmente- acordadas con la oposición en el proceso de Zurbano, pilotado por la vicepresidenta Salgado. Entre las iniciativas, destacan las encaminadas a facilitar liquidez a las PYMES a través del ICO; la reducción del IVA en obras de rehabilitación y en Dependencia; la elevación del umbral que impide el embargo de viviendas por impago de hipotecas...
La tenacidad del "tridente" -Salgado, Blanco, Sebastián- ha rendido frutos, y el Partido Popular, ante la evidencia de que CiU estaba dispuesta a facilitar al Gobierno los votos necesarios, no ha tenido más remedio que sumarse a la iniciativa, dejando previamente claro que lo conseguido no es un verdadero pacto de Estado.
En efecto, las medidas van todas ellas en la dirección adecuada pero su implementación jugará un papel limitado en la resolución de la crisis. No tendría sentido, pues, generar expectativas que puedan después defraudarse, si bien -y esto es importante- todos estamos obligados a mantener vida una cierta confianza en nuestras posibilidades ya que este intangible -la confianza- es decisivo en la generación de actividad y de demanda. Ya se sabe, y hay que decirlo una vez más, que la economía es ante todo un estado de ánimo.
IVA sí, IVA no
El interlocutor del PP en Zurbano, el ex ministro Montoro, mantiene sin embargo, junto al apoyo a las medidas, su oposición a la subida del IVA prevista para julio. No es posible conocer, en la confusión reinante, si tal oposición es retórica, si proviene de una simple inclinación intuitiva o si es el resultado de una reflexión técnica profunda.
En el fondo, nadie lo sabe, ni aquí ni en parte alguna porqueno hay una guía de uso infalible que muestre el camino de salida de una recesión.
A este respecto, el debate más interesante es el que tiene lugar en el Reino Unido, en vísperas de las recién convocadas elecciones generales de mayo: ante el dilema planteado por la necesidad de alargar las ayudas fiscales todo lo posible a la vez que se procede al ajuste también lo antes posible, los tories están defendiendo el comienzo de la consolidación fiscal, en tanto los laboristas proponen el aplazamiento de la austeridad al menos un año con el fin de que la reactivación cobre cuerpo y no se reduzca a un espejismo que sitúe al país en un escenario de dientes de sierra. Es muy ilustrativo asistir a ese debate, con gran derroche de argumentos, en la prensa británica.
¿Cuándo habrá debates o pactos importantes?
Aquí, nuestra clase política no debe tener tanta altura teórica e intelectual porque ese debate no se ha producido en absoluto. Tanto en el Parlamento como en la prensa, la dialéctica se reduce a un cruce de axiomas. IVA sí o IVA no refleja una cuestión de gustos. Y ni el Gobierno ni la oposición presentan simulaciones elaboradas y creíbles que apoyen sus posturas discrepantes.
Quizá no haya otro modo de afrontar la crisis, pero el que hay es desesperante. La génesis del Plan Zurbano ha sido agónica. La negociación social, de la que depende la reforma de nuestros anacronismos laborales, se consume en una premiosidad inconcebible. Y de los pactos educativo y energético no se tiene noticia desde hace semanas, como si no fuera urgente planear el futuro patrón de crecimiento...
Ni los partidos ni las instituciones están a la altura. Mientras los ecos de la corrupción rampante todo lo invaden, la economía se ha reducido a un simple ruido. Bajo el cual, eso sí, guardan sepulcral silencio más de cuatro millones de parados.