Lluvias torrenciales, inundaciones relámpago, sequías prolongadas, una temporada de incendios forestales más larga, olas de calor intensas... "No habrá lugar donde esconderse", advierte Greenpeace.
El cambio climático ha llegado para quedarse y España será uno de los países más afectados: la temperatura subirá 2,5 grados para finales de siglo, algunas regiones perderán hasta un 40 por ciento de recursos hídricos y el nivel del mar se elevará en torno a 0,5 metros, lo que podría arrasar playas del Cantábrico, Levante y Andalucía.
Un escenario peor de lo esperado
Ayer se presentó un informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) centrado en el Mediterráneo, que dibujó un escenario más siniestro de lo que se temía: a juicio del secretario general para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri, el calentamiento global cambiará la energía y el oleaje, agudizará la necesidad de reforzar las infraestructuras portuarias, reducirá las precipitaciones y tendrá consecuencias negativas en algunos cultivos agrícolas -"sobre todo, en zonas áridas como el olivar o los viñedos", precisó-.
El 40 por ciento del PIB nacional está vinculado a fenómenos meteorológicos, por el impacto que ejercen sobre la construcción, el turismo o la agricultura, y esta climadependendencia convierte a nuestro país en un lugar especialmente vulnerable.
La agricultura y el turismo, "seriamente dañados"
Desde el Ejecutivo aseguran que "el Gobierno no ha perdido el tiempo", pero un estudio del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (Istas) para la Comisión Europea prevé que sectores como la agricultura o el turismo se verán "seriamente dañados" -empeorará la productividad de legumbres y tubérculos, entre otros productos, y los destinos estivales perderán fuelle-.
Además, los recursos pesqueros disminuirán de forma considerable, informó Servimedia. Y para 2100, el agua de los pantanos de la parte alta del Guadalquivir y de la cuenca atlántica bajará más de un 20 por ciento.
La situación no es dramática -todavía-, aunque urge intensificar los mecanismos de prevención y alerta. Afortunadamente, en 2006 las emisiones de gases contaminantes de la industria que forma parte del sistema del comercio comunitario cayeron un 4 por ciento, lo que confirma la tesis de la ministra Cristina Narbona de que "el crecimiento económico se puede producir con menos contaminación".
Estrés hídrico
Las perspectivas europeas tampoco son nada halagüeñas: el sur del Viejo Continente será uno de los grandes perdedores del cambio climático, y para 2070 el estrés hídrico causará estragos en el 35 por ciento de la superficie, con lo que 44 millones de personas sufrirán problemas de abastecimiento. Según explicó el catedrático Juan Manuel Moreno, que ha coordinado el informe del IPCC, los episodios de sequía aparecerán cada 10 años, cuando antes ocurrían cada 100.
También habrá más riesgos para la salud humana, porque se repetirán olas de calor como la que en 2003 provocó 35.000 muertes, y el efecto invernadero afectará a la biodiversidad: la migración de las especies variará, las infecciones matarán a los delfines que no sepan adaptarse y la mitad de la flora quedará en peligro de extinción.
Invertir en la salvación del planeta costaría un 1 por ciento del PIB global, señala el informe Stern, pero mirar para otro lado multiplicaría sustancialmente las pérdidas: el cambio climático nos acecha.