
Una vez más, la administración Obama y los demócratas vuelven a dar su brazo a torcer en un imperioso esfuerzo por ver alguno de los objetivos de su agenda política pasar el escrutinio de ambas Cámaras en el Capitolio.
Tras muchas negociaciones en la trastienda del Senado, esta semana el senador demócrata, Christopher Dodd, tiene previsto presentar formalmente la propuesta de la Cámara Alta, que dista de la esbozada en el Congreso y no contará, entre otras cosas, con la famosa creación de una nueva agencia independiente que vele por los derechos de los consumidores norteamericanos.
Buró de Protección Financiera
Según los borradores filtrados a la prensa norteamericana durante el fin de semana se apostará por establecer un Buró de Protección Financiera, una entidad que dependerá absolutamente del Departamento del Tesoro y que contará con un director nombrado por el presidente de Estados Unidos. Es decir, tendrá poca autonomía y capacidad completamente limitada para poder establecer nuevas normativas y regulaciones.
Las ayudas relevantes
En este sentido, los senadores demócratas han sacrificado una parte importante de su estrategia a cambio de conseguir el respaldo republicano. No hay que olvidar que el partido de la oposición consideraba que una agencia independiente que no dependiera de otro órgano acabaría por despertar nuevas rencillas y problemas burocráticos. A ello habría que sumar la importante labor de lobby realizada por Wall Street y el sector bancario, que veían una entidad de estas características como una amenaza para sus beneficios.
Ahora, Dodd y su equipo echan el cierre definitivo a la que fue bautizada en el Congreso como Agencia de Protección Financiera al Consumidor (CFPA, por sus siglas en inglés). Toda una derrota para el presidente Obama, quien introdujo originalmente esta idea que posteriormente adoptaron los demócrata en la Cámara Baja, donde recordemos el partido todavía cuenta con una mayoría absoluta.
En lo que se refiere al concepto de las entidades "demasiado grandes como para dejarlas caer", la Reserva Federal de EEUU jugará un importante papel. En busca de un proceso mucho más equilibrado que abarate el coste a los contribuyentes, el banco central norteamericano será quien decida o no intervenir. Eso sí, tendrá que someter dicha decisión al voto del nuevo Consejo del Regulador Sistémico, un nuevo grupo presidido por el Departamento del Tesoro y vicepresidido por la Fed. A continuación el secretario del Tesoro consultará la decisión con el presidente de EEUU, quien será el último en aprobar un rescate.
Ley Volcker
Tampoco hay que olvidarse de la 'Ley Volcker' o el Obamazo, que intenta frenar cualquier actividad especulativa en aquellos bancos cuyos depósitos estén respaldados por el gobierno federal. En esta ocasión y para evitar nuevos escollos parece que serán los propios reguladores los que se encarguen del asunto, es decir, no estará legislado por el Congreso. Otros temas espinosos, como la regulación de derivados, quedan relegados a un segundo plano y probablemente formarán parte de una enmienda, una vez que la propuesta final esté lista.