
Abierto el 'melón', damos un paso más en el debate y preguntamos a los protagonistas: ¿Cómo se desafía la edad de jubilación legal? ¿Cabe ampliarla en estos momentos?
"Estoy en el momento más productivo de mi vida". Coinciden en esta afirmación un médico cirujano, Manuel Sánchez, de 66 años y que trabaja en el Hospital General Yagüe de Burgos, y un profesor de escuela de negocios, Rafael Puyol, a punto de cumplir los 65, y con la idea de seguir impartiendo clases en la IE Business School.
Quizá no todos los trabajadores a esa edad se encuentran en disposición de hacer una afirmación de tal calibre, pero si algo ha conseguido la propuesta del Ejecutivo de ampliar la edad legal de jubilación es generar debate, ése que demandan desde hace décadas los demógrafos.
Recordemos que lo que propone el Gobierno es un incremento gradual de la edad de jubilación a partir de 2013 hasta los 67 años, algo que, según sus propias proyecciones, permitirá que en el año 2049 haya 1,21 millones de personas más en edad de trabajar y unos 455.000 activos más.
A Rafael Puyol, doctor en Geografía e Historia, la medida le parece "imprescindible". Este profesor cree, además, que hay un problema adicional y es el número de trabajadores que se jubilan con menos de 65 años: hasta cuatro de cada diez, es el dato. "Habría que acercar en primer lugar la edad real de jubilación a la legal", afirma. Y un tercer factor es que otros países, como Alemania, ya fijan el retiro obligatorio en 67 años.
Sociedad del conocimiento
Para Luis Torras, director de Política de Empresa en la escuela de negocios Eada, vivimos en una sociedad de conocimiento "donde el trabajo físico y manual, sustituido por máquinas, es cada vez menor". La jubilación a los 65 "no tiene ninguna lógica" y obedece al momento en que se creó, pasada la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, la pirámide demográfica ha cambiado y quienes cumplen esa edad no son los ancianos de hace medio siglo, considera el profesor, de 65 años y con idea de seguir en activo.
Lo cierto es que la bomba demográfica estallará a medio plazo. En la próxima década de los 20, entra en la edad de la jubilación la generación de los babyboomers, es decir, los nacidos a finales de los 50 y durante los 60 del pasado siglo. Un desembarco masivo que no se llegará a compensar con la generación que forman los hijos, en sus 40 años entonces y con mayor capacidad contributiva.
En 2049, año de referencia para la reforma del Gobierno, y según la última proyección del INE, habrá un 30 por ciento de personas por encima de 65 años; ahora hay un 17 por ciento, "y nos estamos llevando las manos a la cabeza", sentencia Puyol. La reflexión que se hace el Gobierno es dos años más cotizando, dos años menos percibiendo la pensión.
Y hay organismos que proponen soluciones más radicales, como expertos de la OCDE que llegan a considerar una adaptación automática de la edad de jubilación en función de cada subida de la esperanza de vida... ¿viable?
Lo que sí parece claro, y los testimonios recogidos por este periódico van en esa dirección, es que la edad no puede convertirse en el único criterio que hay que barajar.
Desgaste físico
La actividad profesional es clave: no todas las profesiones representan el mismo desgaste físico y hay trabajos con una esperanza de vida mayor que otros. El propio ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se ha mostrado partidario de revisar el proceso de jubilación en función del sector, ya que, en su opinión, "no es lo mismo trabajar en el andamio que ser profesor".
El sector hostelero, por ejemplo, contempla por convenio colectivo una jubilación especial a los 64 años. Esta actividad laboral exige para un desempeño buenas condiciones de salud, como explica Benjamín Urdiaín, que a sus 70 años sigue vinculado a los fogones en el restaurante Piñera de Madrid.
Quien fuera jefe de cocina de la casa Zalacaín opina que tanto los fogones como la atención en sala son ocupaciones "fatigosas" y que no todos llegan a la edad de jubilación en condiciones óptimas para continuar. En su caso, le han asegurado por 30 horas a la semana que para él resultan muy gratificantes: "Soy el mayor de la cocina y calmo las aguas, aporto mi experiencia, pruebo salsas, doy mi opinión..."
Pero si hay ocupaciones especialmente dedicadas son todas las relacionadas con la obra y construcción. Marino Hidalgo sigue al frente de proyectos como gerente de obra en la compañía de ingeniería Eptisa. Cumplirá 67 años en agosto y ya ha pedido una prórroga por un año más. Cuando pase y aunque él no quiere jubilarse, lo hará más forzado por la "recesión de trabajo" que por sus condiciones físicas: "Me encuentro perfectamente". Si de él dependiera, trabajaría "hasta los 70", como su padre, que estuvo trabajando hasta esa edad como técnico en Agromán.
Marino está "educando" a un ingeniero industrial joven que será quien asumirá sus tareas. En su opinión, más sangrante que fijar la edad de jubilación a los 67 años, es que las compañías prejubilen a profesionales con 50 años, "cuando están en lo mejor de su trayectoria profesional y vital".
A este respecto, Luis Torras, de Eada, apunta un dato más al debate: "El coste social y económico, desde el punto de vista sanitario, que supone jubilar a personas perfectamente capacitadas para trabajar". En muchas ocasiones, "se le genera un trauma que desemboca en transtornos psicológicos de todo tipo". Por eso, hay muchas compañías, sobre todo grandes multinacionales, que ya asumen este coste habilitando cursos que convierten a ex directivos de 60 años o menos en asesores de la compañía en activo, como por ejemplo Nissan.
La organización Secot "reúne 35.000 años de experiencia laboral" en 900 voluntarios jubilados que consideran que pueden seguir constituyendo un activo para la sociedad y las empresas, como explica su director general, Carlos García. Procedentes de jubilaciones y prejubilaciones de compañías de todos los sectores, Repsol, Iberdrola, Santander... se dedican hoy a asesorar a empresarios, sobre todo, pymes y emprendedores con poca experiencia. La edad media de estos profesionales, procedentes sobre todo de áreas económicas de la empresa (economistas, mercantiles...), es de 40 años, pero la mitad del colectivo supera los 70 años y tienen hasta 143 personas por encima de los 80. El mayor de todos, de 89 años, sigue asesorando a empresas en la delegación de Cádiz.
En opinión de Carlos García, "puede tener sentido ampliar la edad de la jubilación". La esperanza de vida aumenta en cuatro horas cada día y a razón de un año por cada seis que pasan. Él, que lleva tres años al frente de esta organización, observa que cada vez acuden profesionales más jóvenes, de 55, 58 y 60 años. Es más, "es cada vez raro" que lleguen personas de 65 años o más.
Y es que más allá de los factores económicos que explican la necesidad de reformar el sistema de pensiones para su propio sostenimiento, algunos de estos profesionales aluden al hecho de que siguen siendo "útiles para la sociedad".
El campo de enseñanza es otro de los que tradicionalmente se ha nutrido de profesionales más allá de la jubilación, algo que por cierto se contempla para los funcionarios públicos que pueden seguir en la docencia hasta los 70 años. José Luis Balibrea tiene 73 años y es catedrático emérito de Cirugía en la Universidad Complutense. Sigue en activo dando clases gracias a que, como explica, "mis alumnos me distinguen con su confianza".
En su opinión, se tendrían que hacer exámenes para determinar la capacidad de cada uno, una vez llegado a una edad. "No es lo mismo una enfermera que trabaja en la unidad de cuidados intensivos de un hospital que la de un ambulatorio", explica. Y puede darse el caso de que un ebanista esté en perfecto estado para desempeñar su labor a los 68 años.
En las instituciones privadas, como las escuelas de negocios, la jubilación es también a los 65 años, pero se encuentra con mucha frecuen- cia a profesionales de mayor edad por el valor que aportan a unos centros que venden precisamente eso, experiencia y sabiduría en el mundo de los negocios. El caso de Luis Torras, en Eada, guarda similitud con el resto de los que hemos reunido: considera que a sus 65 está en disposición de seguir en activo hasta los 70.
Medicina y enseñanza
Su caso es similar al de Manuel Sánchez, que con 66 años, se encuentra en condiciones de seguir trabajando en la unidad de cirugía "hasta los 70". Aguanta operaciones de dos y tres horas y, eso sí, ya no hace guardias. Para él, entrar en quirófano sigue siendo algo muy satisfactorio: "No hay profesión más maravillosa en el mundo". Cuando hablamos por teléfono con él, nos explica que lo cogemos saliendo de operar una hernia de hiato.
En su departamento, tres personas siguen en activo después de cumplir los 65 y seis se han jubilado ya. De hecho, la asociación española de cirujanos, que reúne al 70 por ciento del sector, ha hecho una encuesta a 2.500 de sus asociados y un 6 por ciento aboga por una jubilación en su sector a los 70 años y con posibilidad de prorrogarla hasta los 75. El 60 por ciento apuesta por la jubilación a los 65 y de manera voluntaria poder extenderla a los 70.
Medicina y enseñanza son dos de los sectores en los que el valor de la experiencia y los conocimientos, así como la destreza adquirida, puede situarse muchas veces por encima de la edad física siempre y cuando, eso sí, acompañe la salud.