
Seis ex ministros de Trabajo analizan la decisión gubernamental de reformar el sistema de pensiones. Tanto populares como socialistas coinciden en la necesidad de acometerla "consensuada en el Pacto de Toledo".
Inaplazable e innegociable es como consideran la reforma del sistema de pensiones cuatro ex ministros de Trabajo populares y otros dos socialistas. Consideran prioritario que los cambios se acometan en el marco del Pacto de Toledo y no ven descabellado el aumento de la edad de jubilación y de la base sobre la que se calcula la cuantía de la pensión.
En un artículo publicado en el suplemento económico del diario El Mundo, los ex ministros populares Juan Carlos Aparicio, Manuel Pimentel, Javier Arenas y Eduardo Zaplana; y los socialistas Jesús Caldera y José Antonio Griñán se manifiestan.
Según Aparicio, "hay que realizar reformas o adaptaciones graduales". El ex ministro de Aznar asegura que la inacción sería muy dañina. Con el ojo atento a las "previsiones demográficas", indica que se debería comenzar a hablar decidiendo "qué parte de nuestra riqueza se destinará a la protección social garantizando su viabilidad".
Manuel Pimentel dice que "lo lógico hubiera sido seguir el proceso del diálogo en el Pacto de Toledo". En cualquier caso, insiste en que urge hacer la reforma. Apuesta por hacer distinciones "en función de la dureza del oficio". Para Pimentel, lo fundamental es crear empleo, "para que el sistema no se venga abajo" y pronostica que "la inmigración resultará impresdindible. "Hará falta una ampliación de la población trabajadora".
Javier Arenas ocupó la cartera de Trabajo entre 1996 y 1999. Lo mismo que Aparicio, reclama prudencia y una aplicación gradual de los cambios, al tiempo que urge a acabar con el desempleo masivo y "trabajar con un horizonte temporal amplio".
""La mejor manera de garantizar la sostenibilidad de las pensiones es la buena marcha de la economía y del empleo", dice Eduardo Zaplana, en Trabajo entre 2002 y 2004. "Es una equivocación plantear medidas de forma aislada", indica antes de recordar que "la jubilación es un derecho de los trabajadores y no una obligación. Apostaría por subir los incentivos a quien quiera seguir trabajando y a la empresa en la que trabaja".
Cambiando de orientación política, José Antonio Griñán, se muestra escueto al decir que "la propuesta está basada en el Pacto de Toledo" y que cualquier acuerdo al que se llegue debería producirse dentro de este marco.
Por último, Jesús Caldera apunta que "hay que crear carreras estables y poner freno a la sangría de las prejubilaciones innecesaras", como las de las empresas con beneficios. Apuesta por "compatibilizar la jubilación parcial con el trabajo parcial". "Como vivimos más tiempo hay que cotizar de acuerdo a ello".