En la guerra emprendida por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contra el sistema bancario del país, Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal y consejero económico de la Casa Blanca, se ha convertido en el principal estratega para la batalla. El ex funcionario del banco central estadounidense ha comparecido ante el Comité Bancario del Senado para ofrecer más detalles sobre los planes para limitar el crecimiento de los bancos y, sobre todo, sus inversiones de riesgo.
Volcker ha sugerido a los legisladores que las actividades e inversiones especulativas de los bancos comerciales no deberían estar protegidas por el gobierno de EEUU, al mismo tiempo que sugirió que a dichas entidades reducir los riesgos en estos menesteres para evitar ser calificadas como "demasiado grandes como para dejarlas caer". El consejero económico de Obama también urgió alcanzar un consenso internacional para limitar otras actividades de la banca comercial.
"No soy tan ingenuo para pensar que los conflictos potenciales pueden ser eliminados completamente del sistema bancario u otras empresas", reconoció. Sin embargo no dudó en afirmar que tampoco es lo suficientemente confiado para creer que los consejos de administración y otros cuerpos de gestión son suficientemente fuertes "para aguantar las presiones de aquellos que buscan el máximo beneficio y la remuneración personal".
El que se ha convertido en el brazo derecho de Obama, volvió a defender su decisión de acabar con el conocido como proprietary trading, es decir, las inversiones que los bancos realizan con los depósitos de sus clientes, normalmente asegurados por el gobierno federal para su propio beneficio.
Volcker no ha pestañeado al asegurar que todo banquero con el que ha hablado "sabe lo que esta práctica significa e implica". Según sus estimaciones, a día de hoy "sólo un puñado de bancos comerciales", cuatro o cinco en EEUU y una docena en el resto del mundo "realizan este tipo de operaciones en volúmenes considerables", ha afirmado.
Por supuesto, Volcker se ha mostrado partidario de aislar a los hedge funds, fondos de capital privado y otras inversiones de riesgo, que según sus palabras "deben permanecer separadas de las actividades no relacionadas con las necesidades del consumidor y sin requerir ningún tipo de subsidio o soporte público", ha explicado.
En este sentido, Volcker ha afirmado ante el Comité de Banca de la Cámara que el sistema bancario debe ser reestructurado para prevenir que se vuelvan a repetir los rescates de 2008. Y los republicanos parece que están dispuestos a darle su apoyo.
Los grandes, en el punto de mira
"A los bancos no les debería estar permitido operar como hedge funds", sentenció el consejero. En lugar de eso, las entidades comerciales bajo el amparo de las autoridades deberían limitarse a las actividades más tradicionales: operar el sistema de pagos, proveer crédito y ayudar a sus clientes a gestionar su dinero.
Pero de todo lo dicho hasta el momento por Volcker, una de las cosas que más impacto han causado es su afirmación de que "sólo cuatro o cinco" grandes bancos estadounidenses y sólo un par de docenas a nivel mundial realizan esas operaciones (proprietary trading) que serán prohibidas por la Ley Volcker.
No dio nombres, pero entre las firmas que incluye la lista estarían los grandes supervivientes de la banca de inversión: Bank of America, JPMorgan, Citigroup, Goldman Sachs y Morgan Stanley.