Economía

Economía/Transportes.- (Ampl.) CiU se suma al PNV en su rechazo a la Ley de Navegación Aérea que busca salvar Barajas

Peligran 30.000 empleos y 1.100 millones de euros

Peligran 30.000 empleos y 1.100 millones de euros

MADRID, 2 (EUROPA PRESS)

Los grupos parlamentarios de CiU y PNV presentaron en el Congreso sendas enmiendas a la totalidad al proyecto legislativo que reforma parcialmente la Ley de Navegación Aérea y que el Gobierno aprobó en diciembre para dar respuesta a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que podría suponer el cierre del aeropuerto de Madrid-Barajas.

El portavoz de Fomento del PNV, José Ramón Beloki, justifica su rechazo a la norma porque se trata de un texto "poco estudiado, improvisado y derivado de una reacción primaria y poco sopesada", además de poner en evidencia la "nula consideración" con la que el Gobierno tratan las competencias que tienen en esta materia las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

A su juicio, el proyecto de ley constituye "todo un paradigma" de una actitud que se sitúa "exactamente en las antípodas de lo que se entiende como una actuación legislativa que persigue ser de calidad". "Lejos de buscar compaginar los diversos intereses y derechos afectados, ha optado por una huída hacia delante con una actuación legislativa 'ad hoc', de dudosa legalidad", denunció.

Por su parte, el portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, señala que el proyecto de ley "deja patente" que el Gobierno no quiere que las comunidades puedan establecer "medidas adicionales" de protección acústica.

En este sentido, denuncia que el texto "no solventa la indefensión" de los residentes en todas las poblaciones próximas a los aeropuertos por el incumplimiento puntual de los objetivos de calidad acústica, sino sólo en aquellas zonas en las que el Gobierno decida que va a ser imposible cumplir los citados objetivos (como las localidades aledañas a Barajas) estableciendo de esta forma una zona de servidumbre acústica en que se permita superar estos límites.

TRÁMITE DE URGENCIA.

A instancias del ministro de Fomento, José Blanco, el Gobierno aprobó el pasado 4 de diciembre el proyecto de ley y lo remitió a la Cámara Baja, donde iba a tramitarse por la vía de urgencia.

La norma, que consta de un artículo y tres disposiciones, reforma parcialmente la ley con la doble finalidad de "proteger adecuadamente" a los ciudadanos que viven en las poblaciones en el entorno de los aeropuertos competencia del Estado, afectados principalmente por el ruido ocasionado por el sobrevuelo de los aviones, y al mismo tiempo "salvaguardar los intereses generales" de los usuarios, especialmente en el aeropuerto de Madrid-Barajas.

La vicepresidente primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, incidió en que la norma garantiza "el futuro del aeropuerto de Barajas y evitar la pérdida de empleos y de actividad económica", después de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que obliga a AENA a reducir a la mitad los vuelos sobre la urbanización de Ciudad Santo Domingo (Algete).

Según Fomento, esto supondría recortar al 50% las operaciones en configuración sur en Barajas, la que más afecta a la zona, pero "a medio y largo plazo el cierre del aeropuerto de Madrid-Barajas".

HASTA 3.000 MILLONES DE EUROS.

La reducción de los vuelos al la mitad supondría destruir 30.000 puestos de trabajo y dejar de ingresar unos 1.100 millones de euros en la Comunidad de Madrid, que tiene en el aeropuerto de Madrid-Barajas una de sus principales industrias. Barajas aporta a la región madrileña aproximadamente un 11% del PIB y representa un 8,9% del empleo, con cerca de 125.000 empleos. A medio y largo plazo, el cierre de la infraestructura supondría unas pérdidas cercanas a los 3.000 millones de euros.

Por este motivo, la norma crea un "marco jurídico" que fija un plazo de seis meses para adecuar las servidumbres acústicas en los aeropuertos de 250.000 operaciones al año --Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat-- e insta al ente público a poner las medidas protectoras necesarias para minimizar el ruido, pero sin reducir los vuelos como obliga el auto del TSJM.

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