
Mientras Nouriel Roubini, reputado profesor de la Universidad de Nueva York, sigue alertando de que el crecimiento de Estados Unidos sigue siendo "funesto", el consejero de economía de la Casa Blanca Lawrence Summers apunta que lo que le pasa a la economía es que está inmersa en una "recesión humana". EEUU encara 2010 con un sorprendente ritmo de crecimiento del 5,7%.
Sus comparecencias en el Foro Económico Mundial celebrado la semana pasada en Davos han subrayado aún más la creciente preocupación por que las medidas de estímulo se retiren demasiado pronto, incluso a pesar de que en estos días se conoció que el PIB estadounidense tuvo en el último trimestre de 2009 su cifra de crecimiento más alta de los últimos seis años (un 5,7%).
"La cifra de cabecera puede parecer enorme, pero en realidad, cuando la diseccionas, en realidad el resultado fue muy pobre. Creo de verdad que estamos en problemas", señaló Roubini.
Así, según este experto, que alcanzó fama mundial por predecir con acierto la envergadura de la crisis subprime, más de la mitad de ese crecimiento registrado estuvo relacionado con las políticas de estímulo monetario y fiscal. Sin estos motores, el dato caerá hasta por lo menos el 1,5% en la segunda mitad de 2010.
"Sensación de recesión"
"Va a haber sensación de recesión incluso aunque técnicamente ya no estemos en ella", aseguró Roubini, que agregó que aunque las cifras alejen a Estados Unidos de la recesión, el escaso crecimiento hará que el paro siga creciendo por encima del 10% actual.
Lawrence Summers, por su parte, recalcó en su comparecencia en Davos que la recuperación estadística no servirá para enmascarar una recesión humana.
Predijo que el crecimiento económico seguirá siendo muy moderado y que lo "verdaderamente turbador es el nivel de desempleo. Uno de cada cinco hombres estadounidenses de entre 25 y 54 años no está trabajando ahora mismo, e incluso con una cifra de recuperación razonable, el dato seguirá siendo de uno de cada siete u ocho", lamenta.
Esta cifra, comparada con, por ejemplo, cifras históricas como las de mediados de los años 60, cuando el 95% de hombres en ese rango de edad estaban empleados, "sugiere que hay una serie de problemas profundos que van a acabar teniendo un gran impacto en las decisiones que tomen los políticos y los empresarios".