Economía

Miedo a los cambios en el sector financiero

La revolución de los bancos que pretende el presidente estadounidense Barack Obama está desencadenando una oleada de reacciones de temor por parte de los directivos de las principales instituciones financieras. La extrapolación a Europa de estas nuevas regulaciones podría aumentar los riesgos para la estabilidad de estas entidades.

Así lo informa este sábado el diario ABC, que resume las tres principales transformaciones por las que podría atravesar, en un breve periodo de tiempo, el sector financiero. Por un lado, las entidades con riesgo sistémico podrían ver limitado su tamaño, y dentro de este grupo, las que manejen un mayor volumen de balance se verían obligadas a aumentar su capital.

Además, los bancos sufrirían la puesta en marcha de dos impuestos adicionales: una tasa para sufragar los daños que podría causar en el mercado una hipotética quiebra y otra en forma de "impuesto de responsabilidad", que se justificaría para compensar las cantidades de dinero público invertidas en la recuperación efectiva del sistema.

Las reacciones de los principales protagonistas del sector en nuestro país, tanto favorables como contrarias a las nuevas medidas, han llegado rápidamente. Por una parte, el director general de la CECA, José Antonio Olavarrieta, aplaude el hecho de que exista control gubernamental sobre las instituciones que reciben mayores cantidades de los contribuyentes. Además, el presidente de la AEB, Miguel Martín, cree adecuada la diferenciación entre banca comercial y banca de inversión.

Medidas poco adaptadas a nuestra realidad

Sin embargo, el propio Olavarrieta ve problemas en la aplicación de las medidas a la realidad española, debido a que los avales, en nuestro país, en lugar de ayudas directas incluyen préstamos que son devueltos posteriormente. También se posiciona de forma crítica el consejero delegado de Bankinter, Jaime Echegoyen, que cree que las diferenciaciones entre la economía estadounidense y la española son tan grandes que sería "muy injusto" que se aplicase un impuesto similar, una medida que, considera, "no tendría sentido".

Pero el principal riesgo de todas estas nuevas medidas no sería asumido únicamente por las entidades financieras. Ya han surgido voces entre los expertos que opinan que los bancos trasladarían el sobrecoste sufrido por el hecho de elevar sus niveles de capital a sus productos crediticios, por lo que quienes acabarían pagando este hecho serían los propios consumidores, es decir, las empresas y los particulares, que una vez más, podrían sufrir las consecuencias de ser el eslabón más débil de la cadena financiera.

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