El Banco Central Europeo (BCE) ha celebrado su primera reunión de 2010 y no ha cumplido con eso de que "año nuevo vida nueva". La entidad ha vuelto a mantener los tipos de interés en el 1% como ha hecho en buena parte de 2009 y su presidente, Jean Claude Trichet, también ha mantenido que ese nivel es "apropiado" Campa y el efecto neutral para España de las posibles subidas de tipos en 2010.
En la tradicional rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que votó unánimemente a favor de mantener los tipos en el 1%, el máximo responsable de política monetaria de la Eurozona volvió a utilizar el término "apropiado" al referirse al precio del dinero en la zona euro, termino con el que lanza al mercado el mensaje de que, por el momento, no tiene prisas por encarecer el precio del dinero.
A pesar de ello, el banquero galo ha advertido en su discurso de que el ritmo de recuperación económica de la zona euro será "moderada y desigual", por lo que recomendó "permanecer alerta y no cantar victoria".
Así, Trichet afirmó que después del crecimiento del 0,4% de la economía de la zona euro en el tercer trimestre, el PIB de la Eurozona sigue en expansión, aunque advirtió de que varios de los factores que respaldan el crecimiento son de carácter "temporal", por lo que el periodo venidero será "desigual y lleno de baches, en los que de un trimestre a otro habrá subidas y bajadas".
Respecto a los precios, el máximo responsable de la política monetaria del bloque del euro afirmó que las expectativas de inflación a medio y largo plazo permanecen firmemente ancladas de acuerdo con los objetivos del BCE.
Descarta la salida de Grecia de la Eurozona
Jean Claude Trichet también ha salido al paso de las especulaciones de una posible salida de Grecia de la Eurozona y ha señalado que no hacía comentarios a "una hipótesis absurda".
Aún así, explicó que la institución que preside vigilará cuidadosamente los pasos que tome el país en los próximos tres años apra reducir su déficit por debajo del 3%.
Además, Trichet avisó que la gran carga que supone la deuda de los países de la zona euro amenaza con suponer también una carga para la política monetaria del BCE, por lo que ha urgido a los gobiernos a implementar planes ambiciosos de consolidación fiscal.