El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos subió en enero tres décimas en tasa interanual hasta el 2,4%, por encima de lo que esperaba el mercado. El dato acentuará la preocupación de la Reserva Federal por la inflación , lo que aleja las posibilidades de que baje los tipos de interés en caso de que la crisis hipotecaria haga tropezar a la economía.
Según lo datos publicados hoy por el Departamento de Empleo estadounidense, el IPC subió un 0,4% en febrero respecto a enero, cuando el incremento fue del 0,2%. El mercado esperaba un aumento mensual del 0,3% y una tasa anual en 2,3%. Sin embrago, la inflación subyacente, que no incluye ni energía ni alimentos frescos, ha estado en línea con los pronósticos. Subió un 0,2% respecto a enero y se mantuvo estable en el 2,7% en tasa interanual.
Para Michael Moran, economista jefe de la casa de bolsa Daiwa Securities America, "la inflación está avanzando más rápidamente de lo que a la Fed le gustaría". Este analista consultado por Bloomberg explica que el banco central norteamericano cree que el IPC bajará gradualmente por sí misma a la vez que el crecimiento económico se modera, por lo que "serán pacientes en su reacción a los números".
Confianza de los consumidores
También se ha conocico hoy el índice de la Universidad de Michigan que mide la confianza de los consumidores y no ha traído muy buenas noticias. Ha caído en marzo hasta los 88,8 puntos desde los 91,3 de febrero. Este dato preliminar es peor de lo esperado por los analistas, que habían pronosticado una lectura en 89 enteros.
El único indicador macroeconómico positivo del día ha sido el de la producción inustrial, que subió un 1% en febrero cuando los economistas esperaban un aumento del 0,6%. Se trata del mayor repunte desde noviembre de 2005.
La industria estadounidense operó al 82% de su capacidad frente al 81,4% que esperaban los economistas, su mayor nivel desde el pasado mes de septiembre.
