
Uno podría pensar, después del dato de empleo peor de lo esperado publicado hoy en Estados Unidos, que los tensos nubarrones que penden sobre la recién estrenada recuperación de su economía amenazan con descargar de nuevo. Sin embargo, las cifras en cierto modo eran previsibles. ¿Por qué? Por que la recuperación del mercado de trabajo es quizá el último escalón en el proceso de recuperación que se da tras una recesión.
Tomando como ejemplo recesiones anteriores en Estados Unidos, el retraso de la creación de empleo frente a la recuperación económica es patente. Según la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas (National Bureau of Economic Research, NBER), la última recesión que sufrió la primera potencia mundial se extendió de marzo a noviembre de 2001.
Sin embargo, la economía estadounidense siguió destruyendo empleo hasta octubre de 2002. Aunque en ese período hubo un mes en el que la cifra fue positiva, como sucedió el pasado noviembre (en junio de 2002 se crearon 45.000 puestos de trabajo), la tónica general, incluso ya entrado 2003, fue negativa.
Con las manos atadas
Aún quedan muchas incógnitas en el horizonte como para que la Fed y las autoridades estadounidenses se planteen eliminar los estímulos a corto plazo. Desde el punto de vista del mercado, la cifra aleja de momento las preocupaciones por subidas de tipos de interés antes de lo esperado (la decisión puede retrasarse hasta 2011 o más allá, tal como han apuntado algunos expertos como Bill Gross).
Pero que los datos fueran previsibles y que las autoridades vayan a seguir al pie del cañon no significa que no haya motivos para la preocupación.
Hay que vigilar con lupa, por ejemplo, la cifra de abandono de la fuerza de trabajo (personas que han dejado de buscar trabajo porque creen que no existe un puesto adecuado a sus capacidades), que ascendió en diciembre a 929.000 ciudadanos, frente a los 642.000 de un año antes, según datos de la Oficina de Estadísticas de Empleo estadounidense (BLS, Bureau for Labor Statistics).
Hay que tener en cuenta que las estadísticas de desempleo estadounidenses dejan de incluir a aquellos parados que dejan de buscar empleo de forma activa después de cuatro semanas consecutivas.
Crece el desaliento
"En este punto de la recuperación, la gente debería estar más animada e incorporándose al proceso de búsqueda de empleo. Y en lugar de eso, más de medio millón de estadounidenses simplemente se han rendido", apunta Mark Smith, uno de los traders más populares de Estados Unidos, autor de sendas columnas en portales como SeekingAlpha y futuro gestor (se espera que lance su primer fondo en verano de 2010).
Según Smith, "es por ello que la cifra de desempleo sigue en el 10%, ya que si la incorporación a la fuerza laboral hubiera seguido en niveles de noviembre, la tasa de paro debería haberse reducido entre un 0,2 o 0,3%, o incluso más", explica.
¿A dónde van todos los ciudadanos que han desistido de encontrar trabajo? O bien se incorporan a las filas de la economía sumergida, que con las crisis suele florecer, o bien "asumo que muchos habrán recurrido a la beneficencia, a los programas de asistencia social o habrán tratado de conseguir pensiones por invalidez", apunta Smith.