
¿Se imagina una pepita de oro de 70 kilogramos? Pues existe. La encontraron en Australia y tiene un nombre bastante hospitalario: Welcome Stranger ("Bienvenido, forastero"). Hoy en día, el país de los canguros se mantiene como tercer productor global de ese metal noble, pero ya casi no queda rastro de la fiebre del oro.
Y eso que, hace 150 años, generó un auténtico efecto llamada, logrando que los 405.000 habitantes de 1851 se convirtieran en 3,7 millones medio siglo después -ahora rondan los 20,3 millones-.
Otro dato curioso tiene que ver con los antecedentes penales de la isla: en 1770, James Cook desembarcó allí y reclamó la tierra para la Corona británica, bautizándola con el nombre de Nueva Gales del Sur, pero la zona fue utilizada como cárcel durante una temporada -sirvió para trasladar a los convictos que el Reino Unido no podía acoger-.
Unas prometedoras perspectivas
Ahora, en 2007, la realidad es muy distinta. "Tras décadas de reformas institucionales, Australia se configura como una de las economías más flexibles del mundo; además, sus perspectivas de crecimiento son buenas, gracias al fuerte incremento del precio de las materias primas", afirma un informe del ICEX.
Los datos son claros: el año pasado, su PIB aumentó un 2,6 por ciento -hasta los 700.672 millones-, la tasa de empleo fue la más baja de la historia -un 5 por ciento- y su déficit público fue de sólo un 1,1 por ciento del Producto Interior Bruto.
Invertir en las antípodas suena lejano, como si la distancia redujera los beneficios de un negocio, pero ya lo dice su lema nacional: the future is here ("el futuro está aquí"). Paradójicamente, la ubicación del país representa una ventaja estratégica de primer nivel.
"Australia es el primer centro financiero importante en abrir sus puertas cada día, y esto ofrece un huso horario 'puente' entre el cierre de EEUU y la apertura de los mercados europeos", explica la agencia de inversión extranjera del Gobierno, aunque no hay que perder de vista los riesgos que implica trabajar a un ritmo tan diferente.
Un buen lugar para montar una empresa
Entre sus atractivos también destaca la elevada cualificación de la mano de obra, el auge de la I+D y las facilidades de su marco regulatorio: es uno de los países en los que más fácil resulta instalar una empresa, según el Banco Mundial.
Además, la Oficina Económica y Comercial de España en Sidney apunta que los sectores más interesantes son la agroalimentación, las tecnologías de la información, la minería, los servicios financieros, las energías renovables, el turismo y, sobre todo, la construcción -aunque parece recomendable entrar de la mano de un socio local-. Los últimos gobiernos han gastado poco dinero en infraestructuras, por lo que es probable que se dé "un aumento importante en el número de concursos y licitaciones".
Oportunidades no faltan. Porque, como dijo el primer ministro, John Howard, "la reputación de Australia en el deporte no deriva sólo del talento. Es producto de la pasión, la perseverancia, un espíritu competitivo y un compromiso con los más altos estándares de excelencia, cualidades que también sostienen los logros económicos del país".