Madrid, 15 feb (EFECOM).- El deterioro comercial, que sigue aumentando, y la creciente necesidad de financiación que requiere la economía española debido a los elevados índices de consumo e inversión, hacen que el déficit por cuenta corriente español siga acelerándose, hasta alcanzar los 82.049,8 millones de euros.
Los datos de la balanza de pagos -que mide las transacciones económicas con el exterior- publicados hoy por el Banco de España arrojan el citado déficit entre enero y noviembre de 2006, aproximadamente el 8,4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de ese año, y es un 37,7 por ciento superior al del mismo periodo de 2005.
El déficit comercial, que representa el 91,2 por ciento del saldo negativo total con el exterior, se elevó en ese periodo hasta los 74.875 millones de euros, el 19,8 por ciento más, ya que pesaron mucho más los 232.289,3 millones en importaciones (el 13,11 por ciento más) que los 157.414,3 destinados a exportaciones (el 10,19 por ciento más).
Estos datos muestran la ausencia de cambios significativos en el saldo comercial, porque aunque las exportaciones se aceleraron a comienzos de año "se han ido desinflando" en el segundo semestre, según el análisis del director de coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros (FUNCAS), Angel Laborda.
Para Laborda, tampoco ha sido posible una mejora del déficit comercial cuando las importaciones "han ido a más", empujadas por el desarrollo económico y la "fuerza increíble" de la demanda interna, que hace aumentar las compras de bienes al exterior.
Además, según este experto, aunque puede observarse una "relativa moderación" en el déficit comercial durante la segunda parte del año, ésta se explica por la bajada del precio del petróleo, y no por una mejora en las ventas.
Los servicios mantienen un saldo positivo de 19.472,9 millones, aunque sólo porque el turismo aporta el mayor peso (24.450,7 millones de superávit), porque en el caso del resto de servicios se registró un déficit de 4.977 millones.
Además, el saldo positivo del turismo es cada vez menor (1.200 millones menos que en el mismo periodo de 2005), porque mientras los ingresos apenas crecen aumenta el gasto de los turistas españoles en el extranjero.
El déficit de 19.917,5 millones que tiene la balanza de rentas se explica por el pago de intereses y deuda al exterior, que se elevan tanto por las subidas de los tipos de interés como por el aumento de las inversiones en el extranjero.
Las cada vez mayores remesas que los inmigrantes en España envían a sus países de origen han hecho que el saldo negativo de la balanza de transferencias casi se haya duplicado con respecto a los once primeros meses de 2005, y se situó en 6.730,2 millones de euros.
Carlos Maravall, de Analistas Financieros Internacionales, también sugirió que el déficit por cuenta corriente pueda deberse a que el importante aumento de la demanda de bienes y servicios que ha traído consigo la entrada de inmigrantes "no ha podido ser absorbido por la oferta" nacional.
En cualquier caso, para Maravall, el deterioro con el exterior se debe en buena parte a la necesidad de financiación de la economía española, que se elevó a 77.945 millones de euros, y no tanto a una pérdida de competitividad provocada por el déficit comercial.
La buena marcha de la economía sigue sostenida en la alta demanda interna, y también la propicia, por lo que inversión y consumo requieren financiarse con dinero del exterior.
Según Angel Laborda, son las inversiones de cartera las que financian "prácticamente todo". Entre enero y noviembre de 2006, entraron en España 180.990,4 millones de euros en cartera, y sólo salieron 2.747,7 millones.
Recordó que la inversión de cartera no la componen sólo las acciones, cuya compra también ha aumentado con la buena situación de la bolsa. Se trata sobre todo de títulos hipotecarios que los bancos españoles emiten en el exterior para financiar la demanda de préstamos, desde los particulares para vivienda hasta los que sufragan inversiones empresariales.
Y es que las inversiones directas de empresas españolas en el exterior han aumentado más del doble, hasta los 56.517,7 millones de euros, y las empresas requieren de una mayor financiación para este esfuerzo, y los inversores internacionales apuestan por la cartera española porque confían en la solvencia de los bancos y entidades financieras del país.
Del lado contrario, las inversiones directas en España siguen disminuyendo, y se situaron en 13.424,2 millones, porque las empresas optan por otros destinos como Europa del Este o Asia. EFECOM
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