Los responsables de la investigación emitirán un nuevo informe antes de final de año
PARIS, 5 (EUROPA PRESS)
La evidencia del fallo en las sondas de velocidad del A330 de Air France que cayó al Atlántico el pasado 1 de junio y que costó la vida a 228 personas, está siendo investigada por "los mejores expertos franceses y extranjeros", aseguró hoy la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA, en sus siglas en francés), encargada de esclarecer las causas del siniestro.
En un comunicado, la BEA responde así a las informaciones recogidas en la prensa local que insiste en que la avería registrada en los 'pitot', como se conoce a estos sensores, tuvo un "papel clave" en el accidente.
"La investigación está progresando, pero es particularmente difícil y es demasiado pronto para describir las circunstancias del accidente y, por tanto, pretender explicarlo", señaló la oficina responsable de la investigación.
Por ello, la BEA pidió "una vez más mucha precaución" y recordó que emitirá un nuevo informe sobre el accidente del AF447 de Río-París antes de finales de año. Actualmente, la investigación se encuentra en su tercera fase, una vez que se dieron por concluidas las tareas de búsqueda de las cajas negras el pasado 20 de agosto.
TERCERA FASE DE LA INVESTIGACION.
Las primeras fases de la investigación han permitido a los expertos analizar unos 1.000 fragmentos del avión, pero no han permitido localizar una buena parte del fuselaje y las cajas negras, fundamentales para esclarecer las causas que lo provocaron.
Los trabajos efectuados con los equipos de asistencia acuática durante permitieron completar la exploración en un radio de 75 kilómetros, tomando como referencia el último mensaje enviado por el aparato sobre su posición, lo que permitió encontrar trozos del fuselaje y de la cola y recuperar 51 cuerpos.
Durante estas tareas, la señal emitida por las balizas de las cajas negras no pudieron detectarse. Cuando están sumergidas, emiten durante un mínimo de 30 días con una frecuencia de 36.5 megaherzios y un impulso por segundo, por lo que si están a gran profundidad los micrófonos sumergidos no captan fácilmente la señal.
La tercera fase de la investigación implicaría sumergir los equipos de sónar a 4.000 metros de profundidad, prácticamente en un lecho marino inexplorado. Francia ya confirmó en agosto que se acudirá a la ayuda de expertos de otros países para ampliar la búsqueda de los restos del aparato.
